viernes, 28 de diciembre de 2012

22 segundos

He de confesar que cuando veo algunos anuncios de televisión experimento, entre otras cosas, una especie de desconsuelo porque paréceme que soy yo la protagonista del mismo y me meto demasiado en el papel, hasta llegar a sentir lo que supongo debe estar experimentando la persona en cuestión. Tal es el caso de las modelos súper esmirriadas, que en su vida se han comido algo insano, y de pronto las ves promoviendo el consumo de unas papas fritas, grasientas y repletas de químicos. Ellas, por más que intentan parecer naturales, en estado de deleite por lo que van a consumir, en realidad tienen una cierta mueca oculta que expresa todo el horror que sienten por la papa en cuestión. En ese momento tengo lástima de ellas, de su sufrimiento, quisiera poder quitarles la golosina y comérmela yo, que soy una gorda que no hace ascos de nada, y de ese modo finiquitar el asunto con cierto donaire.
Vivimos una época en que la apariencia física está por encima de todo para un mayor porciento de la población, sobre todo para las féminas. A veces queremos engañarnos a nosotros mismos y decimos a los demás que queremos estar delgados porque de ese modo somos más saludables; pero la realidad es  que, salvo excepciones, corremos detrás de la belleza sin celulitis ni rollitos (que son feos, hay que reconocerlo) porque le rendimos un culto excesivo al Dios "Físico perfecto". Creo que, de alguna manera, quizás sin saberlo, buscamos tener un mayor valor de uso en el mercado de las tonterías, porque estas fruslerías han pasado a ser el eje, el centro de nuestra felicidad materialista. Por eso ocupamos mucho tiempo y recursos en pro de ser la m@s bell@, la m@s desead@, la mamasota o el papasote.
Y no es que sea malo desear la belleza física, el problema es cuando se convierte en obsesión silicónica, de escaparate y lentillas, cuando se transforma en lo más importante de nuestro día a día. Hace poco tiempo, cuando murieran de forma trágica nuestra estimada Jenni Rivera y su equipo, quedé tan impactada con la certeza de que sólo bastaron 22 segundos para hacer la diferencia entre la vida y la muerte, que he querido reiterar con este escrito, una vez más (v.r), mi compromiso con la vida, la verdadera, la de los valores, la de las virtudes, la de los hechos que te preceden, la única que vale la pena ser vivida; y esa, no tiene nada que ver con la apariencia física, sino con el corazón,con  los sentimientos y los actos que vindicarán tu valía por siempre.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Búsqueda

Búscame en los
retazos de distancia,
en los zurcidos del
tiempo y en los estratos
de sentimientos caducos.
Soy un espíritu que agita
campanas de desacuerdos,
cuerdas de desamparo,
melancolías  y dudas,
Soy la estela en el tiempo,
la brisa que te azota, el
rayo de sol de tus amaneceres,
y el silencio que envuelve
tus noches solitarias.
Soy la parca y la vida
a un mismo tiempo,
que suscriben  sus
acuerdos en el iris
de tus miradas.
Soy, en fin, lo que quieras,
cuando quieras, como quieras.
Seré capaz de todo, sí,
de permanecer en ascuas,
a la espera del tiempo
sin distancias ni límites
de la eternidad.

Agente de cambio

Detente, tú, sí,
el que entorpece
de deseos las noches
de vértigo, las noches
de deseo, y de deseo y
vértigo los momentos
de cada noche, de cada
vida, de cada hombre.
Detente, aún perdura
el último deleite,
no se ha esfumado
del todo la agonía...

Desafío

Las culpas son
el talón de Aquiles,
el obstáculo, la valla,
el ruedo taurino,
el circo romano.
Sólo habrá un vencedor,
 tú decides,
morir en las culpas
o vivir tu verdad...

Premios

Permanecer así,
callada, inmersa
en tertulias imaginarias
me confiere el Honoris
Causa a la prudencia,
El Premio Nobel
a la sabiduría...

Los años

Los años son lastre,
experiencia, desencanto,
tormentas, caos,
cosecha y tortura.
Y son alivio, paz,
dulzura, vivencias,
arraigo, vida,
abundancia y
amor.
Los años son
el hilo de Ariadna...

viernes, 21 de diciembre de 2012

He hablado de mi condiscípulo Morales en algunos de mis artículos, Morales era(es?) el mejor prototipo del mitómano. Su autosuficiencia era tan insufrible que el día que estrelló el vehículo del padre de nuestra compañera de clases, Maribel, todos nos alegramos un poco (Dios nos perdone por esta villanía de adolescentes), porque así nos dejó en paz por un tiempo, amén de que fue expulsado del instituto en que cursábamos estudios unos meses después. Viendo la loca carrera que llevamos la mayoría de los seres humanos, cuando de presumir méritos se trata, lo recordé, y no pude evitar la frustración  de comprobar que cuarenta años después somos peores que entonces. En mi juventud,era menos usual que las personas creyéramos poseer talentos que en realidad no teníamos. Cada quién sabía para lo que daba y para lo que no, y cada quién se conformaba con brillar en el ámbito que le correspondía, sin intentar siquiera incursionar en aquellos para los que no tenían los carismas adecuados. Hoy la situación ha cambiado tanto que sólo una minoría es humilde, los demás creemos sabérnoslas todas, y en base a ello nos cuesta reconocer méritos en los demás, hemos devenido en un YO, Yo ,Yo, yo...que cada vez nos hace más infelices.
Y dentro de este cuadro, ha tomado un papel fundamental la problemática de creernos merecedores de todo, le pedimos cuentas al propio Dios, lo enjuiciamos, lo juzgamos y le exigimos los favores que necesitamos, le hablamos de tú a tú....Nada me disgusta más que ver soberbia en la relación de las personas con Dios, ese sentirse inmunes por no sé yo qué méritos inexistentes, a pesar de ser exageradamente pecadores y de no mover ni un dedo para ser mejores seres humanos.
Nosotros, los hijos de Dios tenemos que saber algo: nada que se nos concede se nos da por mérito, sino como regalo de quien nos ama tanto que a pesar de la confusión en que vivimos, aún apuesta por nosotros, nada más y nada menos que su propia Preciosa Sangre. Con el nacimiento del Salvador, ya muy próximo en el calendario, el Señor nos recuerda que seguimos siendo sus favoritos, sus hijos amados, y que por pura misericordia no nos ha dado un "time out" que dure para toda la eternidad. Tratemos, al menos, de ser menos creídos, menos autosuficientes, más humildes, menos pedantes, más sinceros y menos soberbios. Recordemos que somos un polvo y una paja tan insignificantes que sólo el Amor Sublime de quién todo lo puede ha hecho descender sobre nuestra poquedad un poquito de brillo divino,  para enriquecimiento de nuestra estirpe, no como caldo de cultivo de malsanas creencias.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Fui yo

Fui yo quién lo mató, pero  eso nunca lo sabrán. El hombre había acumulado algunos enemigos, y para la policía no iba a resultar fácil descubrir a su o sus asesinos. Era un hombre muy importante, un senador, no se podría dejar el asunto de lado, la opinión pública no lo permitiría.Para la mayoría de la población  pasaba por ciudadano probo, sin tacha. Sólo algunos sabíamos el verdadero talante del individuo. Su esposa, por ejemplo, había pasado por tantas humillaciones, que más que esposa era su conejillo de Indias; los ojos delataban el odio que le carcomía el alma, pero andaba con ellos gachos, por miedo al suplicio sin salida.Sus hijos era criaturas fugaces, escondidas en cualquier rincón de la casa que les permitiera evadir la crueldad del progenitor. Al chofer, por pura maldad, le retrasaba los salarios, se los menguaba o le cobraba impuestos inventados. Su secretario era un ente sin voluntad, que entre otras cosas tenía que aceptar que el senador fornicara con su esposa, una egipcia con aires de faraona que sacó de un burdel de París, y que se veía obligada a acatar los deseos del sátrapa, por miedo a que se hiciera pública su historia de meretriz. A los guardaespaldas los consideraba perros, que con uno u otro hueso se conformaban y a quienes no daba (por el puro placer de no dar) ni los buenos días. El hombre había logrado sembrar el terror de tal modo entre  sus lacayos, que jamás se podría haber supuesto el atrevimiento de un asesinato en víctimas de un miedo superior a todo lo razonable.  De ahí que el día que apareciera como fulminado por un rayo, al principio no se sospechara de un crimen, y sólo después de que el forense dictaminara que "alguien" debió provocarle el deceso,( pues en modo alguno se había producido de forma natural, aunque él ignoraba el modus operandi) fue que comenzaron unas investigaciones que jamás conducirían a nada.
 Y eso sólo lo sabía yo, su conciencia, que harta de sus muchas felonías le había susurrado palabras de muerte al oído.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Conneticut: Apocalipsis now

La tragedia apocalíptica que sacude a EUA ha estremecido los corazones de todos los que aún conservamos algunos valores humanos. Un pistolero enloquecido, de sólo 20 años, entró a una escuela y mató a 20 niños y 6 adultos, para luego suicidarse y conformar la cifra de 27 decesos.Así, sin ningún motivo aparente, sólo porque tenía a mano un arma y suficiente odio en el corazón...Como de costumbre, la mayoría de nosotros se ha planteado una serie de hipótesis acerca de cuáles deberían ser las medidas a tomar para que no ocurrieran desastres de tal índole, y lo primero que nos viene a la mente es que debe prohibirse absolutamente la tenencia de armas por parte de la población civil, a pesar de que esto nos colocaría en  peligro de indefensión ante los delincuentes que como quiera se las agencian para poseerlas. Todo un intríngulis. Y sí, la proliferación de armas es ya una tragedia que nosotros mismos creamos, pero es sólo una parte de esta,  en modo alguno es la raíz de la cuestión.

La humanidad ha decidido usar su libre albedrío en grande, ha tirado toda la riqueza que implica la libertad de que gozamos al pozo sin fondo de la francachela, el libertinaje, la corrupción más espantosa de que se tenga conocimiento.Cualquier vestigio de freno, de límite, de cordura... a la mierda; gocemos, mas bien de cualquier momento que nos reporte un mínimo de placer, aunque para ello haya que saltarse cualquier nor ma, principio o valor, caiga quien caiga, así de simple. Ya ni tenemos muy claro que es bueno o malo en esta olla de grillos gigante que es nuestro mundo de hoy. Dicho de manera simple:  hemos entregado en bandeja de plata toda la maravilla que nos fue otorgada por el Creador a las fuerzas del mal, a Satán, y hemos relegado al último rincón de nuestra vida, al desván de los trastos inservibles a Nuestro Supremo Hacedor.

Y aún tenemos la desverguenza de preguntar:" Dónde estaba Dios cuando este enloquecido muchacho hizo lo que hizo?" (muchacho que, muy posiblemente sea una víctima más de este mundo  pervertido, dicho sea de paso). Te tengo una noticia, hermano: Dios estaba dónde lo pusiste, no intentes que venga a componerte el desaguisado que tú, yo, todos nosostros creamos, porque precisamente para eso nos dotó de  un maravilloso potencial que tú, yo y todos nosotros nos hemos encargado de dilapidar de la mano de todos los vicios a los que le hemos puesto el cuño de visto bueno y que hoy nos pasa la cuenta. El mal se regocija, está recogiendo frutos en abundancia y para eso sólo necesitó llenarnos un poquito los ojos de porquería material. Así que la próxima vez que intentes plantearte dónde estaba Dios cuando sucedió tal o cual, primero pregúntate dónde estabas tú, yqué estabas haciendo.

sábado, 8 de diciembre de 2012

El equipo


El más pequeño y rechoncho de  todos vivía estresado porque el resto del equipo no le escuchaba. Eso lo hacía sentirse mediocre, inútil, poco valorado, por lo que cayó en una gula desmedida que le hizo engordar y engordar, mientras se lamentaba de la escasa atención que provocaba en los demás. Por su parte, el más importante de todos (al menos eso creía él) iba por la vida, dándose aires de importancia, creyéndose el ombligo del mundo sólo porque tenía que comparecer más asiduamente en determinadas gestiones importantes, y porque era más utilizado que el resto de sus cófrades. En cuanto al líder, el más alto y esbelto de todos se limitaba a observar con fingida humildad los afanes del resto, adormecido en su postura de rey absoluto, lánguido, aburrido, aristocrático...Y estaba la dama, de quien todos y cada uno de ellos estaba enamorado, por cuya atención suspiraban en secreto y a la que cada quien había ofrecido más de un anillo costoso, con la esperanza de ser aceptado. Pero ella, la eterna coqueta, la esquiva, se cimbraba desde su altura elegante, observaba con ojos de experta todas y cada una de las piedras que le ofrecían, pero no se pronunciaba por ninguna. En cuanto al infante, era como la mascota, todos se desvivían por cuidarle, por atenderle, por mimarle, y él se dejaba querer, no deseaba crecer, para poder mantener ese status de benjamín tontuelo, sin responsabilidad alguna.
Poco a poco cada quien fue descubriendo su carisma, ese que le hacía importante a los ojos de los demás. El rechoncho se inventó un gesto que pasó a ser con el tiempo símbolo de aceptación, de acto bien realizado, de agradecimiento. Por su parte, el que creía ser importante, pasó a serlo de veras, cuando la ciencia y la técnica le dieron un espacio invaluable en algunos de sus descubrimientos más valorados. El reyezuelo se volvió un cínico, sexy y afortunado galán con aquel otro gesto que haría historia, y que significaba " me importa un bledo tu criterio, este es el mío". A la dama no le quedó más remedio que quedarse soltera, prefirió este papel triste, antes que el de esposa pasiva y subvalorada. Y el bebé, el más querido de todos, se cansó de jugar y ahora se dedica a limpiar parabrisas en cada oído que se lo permite.


 

Propósitos

Ven a mi presente,
sin rencores,
olvida los motivos,
analiza las causas,
pinta de armonía
las vivencias comunes,
recuérdame en los gestos,
en los besos,  las copas,
destierra de tu mente
las culpas del momento
y borra con caricias
los recuerdos ingratos,
declaremos al  odio
como historia pretérita.
Y sea  del amor, nuestra
instancia inmediata,

Mea culpa

En un páramo lleno de oscuridad
escenario de ocasión de las
imprecaciones y la abyeción,
rótulo de antiguedades, de
acciones, de temores y juicios,
feria de vanidades, nido de lujurias,
de belleza sin alma, de descortesía,
de imberbes heraldos que ríen,
que pregonan, que se hacen eco
 de profecías sin nombre, sin utilidad,
se han juntado  soberbia, celos, envidia
y  orgullo, a llorar con desconsuelo
por todos sus absurdos, por todos
sus pecados, por la pérdida de la alegría...

Diferentes

Ella, muy rubia, muy blanca, muy gorda. La celulitis, el tejido adiposo, colgante se confunde en una amalgama de masa amorfa y sin sentido. El, cetrino, bajito, achacoso, feo. En él recreó la madre natura el peor de lo relieves faciales: narizón, de ojos saltones, boca consumida, piel reseca, sin gracia...

Se han tomado de la mano, repletos de amor, con las miradas brillantes y los corazones gozosos. Para nada le importan las miradas suspicaces, burlonas , crueles con que el resto de la humanidad pretende hacerles pagar su osadía de ser tan feos y tan felices. La ternura no sabe de cánones absurdos,  se goza en la reciprocidad, en  la sinceridad de los sentimientos,   no necesita  de siliconas, ni de cirugías estéticas para hacerse valer.

jueves, 6 de diciembre de 2012

OLEGARIO

Olegario fue un ateo al que conocí desde mi más temprana infancia, y cuyo nombre y risa eran sinónimos. No he visto en toda mi vida a alguien más jovial, dicharachero, amable, con esa sabiduría que tienen los campesinos, a pesar de no haber tenido muchos estudios, siempre pronto a ayudar, a hacer favores, a molestarse para que a otros les fuera mejor:" Olegario, se me rompió la "pique"; la junta de la olla no funciona,; tengo un salidero en la llave del lavabo; se me tupió el sanitario; présteme un poquito de alcohol pa' calentar la cocina; póngame un clavo aquí, arrégleme el sillón que se despegó...etc, un muy largo etcétera". Ni una sola vez puso mala cara, lo primero que entraba a nuestras casas era su risa amplia, de dientes fuertes y blancos, iluminando la probable timidez o verguenza que experimentábamos los que a él acudíamos, por molestarlo tanto. Un amigo, un vecino, un compañero, un hermano, todo eso fue...

Y sin embargo, era ateo. No hubo manera humana de que mis prédicas hicieran mella en su tozudez , se mantuvo imperturbable en sus posturas , por lo menos hasta que lo dejé de ver, hace más de de dos lustros ya. Un muy "sui generis" ateo. Por lo que sé, Olegario cumplía con casi todos los mandamientos: amaba a su prójimo como a sí mismo; cuidó de su madre, hasta que ésta falleciera cerca de los ochenta, con el mayor esmero; jamás se le conoció amante alguna, vivió sin hijos, al lado de su esposa, en un hogar limpio, en el que se respiraba bienestar, y que sepamos jamás robó,ni mató o cometió alguna otra abominable forma de pecado. Gustaba de fumar, todo el tiempo andaba con una pipa, tomaba debidas alcohólicas a discreción y no era muy comelón. Pecadillos de monta menor debe haber tenido, pero yo no se los conocí.

Analizando el mundo que nos rodea, considero que Olegario fue una especie de santo pagano, que se quedará sin reconocimiento alguno por su manía de decir que no creía en Dios, cuando todas sus acciones y modo de vida indicaban lo contrario. Cuánto, que nos decimos cristianos debiéramos aprender de este hombre humilde que jamás pretendió reconocimiento alguno pero dio pruebas más que irrefutables de la esencia divina que nos dio Nuestro Creador. En cierto momento en que analizaba todas estas cosas me sentí tan miserable, tan vacía y poco merecedora de la gracia y el perdón divinos, que me echéa llorar muy afligida. Y entonces, desde mi desconcierto, desde mi dolor sonaron claras las palabras de Mi Padre: "Tu dolor es muy grande, pero mayor es mi MISERICORDIA"

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Se vende

La casa parecía abandonada, y sólo el polvoriento letrero le confería cierto aire de dignidad: Own it! Call, Teddy, Brown&Associates, 232-1000, Realtor, www.brownsallcity.com. Estaba ubicada en un sitio solitario, y para cualquier observador era patente que hacía muchísimo tiempo  que nadie se interesaba por la ruinosa mansión Debió ser una casa señorial, todo en ella delataba antiguedad y clase, desde los materiales con que fuera construída hasta el precioso plano victoriano que le diera vida y que se mantenía airoso, a pesar de las inclemencias de muchos tiempos de abandono .Para Ann- toda una sabuesa en cuestiones arquitectónicas, resultó el mayor descubrimiento de los últimos meses. Arrastrando a Sean, que hubiera preferido seguir con su cerveza y su partido de fútbol televisivo, decidió introducirse subrepticiamente en la casona; lo prefería así, no tener que aguantar la perorata del realtor, tomar la decisión que conviniera sin que mediara el cotorreo preaprendido de los loros de la inmobiliaria- fue suficiente aliciente para violar la propiedad, tomando sobre sí y su no muy convencido acompañante, el riesgo de ser sorprendidos in fraganti.Una vez dentro sintió como si le hubiesen echado un balde de agua helada encima: la casa era una ruina total. El mayor de los abandonos, la más triste de las estampas, como si cien tanques de guerra se hubieran dado a la tarea de convertiur el interior de la casona en puros escombros  fue lo que observaron sus ojos, rabiosos de decepción. Tropezando y lanzando todo tipo de improperios por el tiempo perdido, seguida de cerca por el asustado Sean que nunca la había visto tan molesta, salió por donde había entrado, rumbo al auto estacionado no lejos de allí.
Ella, como tantos otros, jamás supo que al extinguirse los ruidos del portazo que acompañara a su estampida, la casa se rehacía de sus ruinas, juntando uno a uno todos los pedacitos en que estuviera fragmentada, mientras se reía y regodeaba una vez más por haber podido conservar su amada privacidad.

martes, 4 de diciembre de 2012

Así fue

No puede evitar que el sudor la consuma de pies a cabeza. Cada poro de su piel le susurra con voz perentoria que debe tomar de una vez por todas la decisión que pondrá fin a sus angustias: un simple movimiento, una oscilación del pie y todo habrá acabado. Parpadea y traga en seco buscando la serenidad que no tiene, a pesar de la resolución que le agudiza la mirada y le ensancha la frente. Sabe que no hay marcha atrás, reconoce el karma del momento en la película que se la ha asentado en la cabeza, esa que recoge todos sus miedos, los momentos de debilidad, las burlas de los muchachos del barrio y su propio desprecio interior por la mediocridad de los afanes que la han roído, como si de queso se tratara...Se alisa la falda: no hay marcha atrás, ya no puede ni quiere dejarlo para después. Cada minuto que pasa es como un taladro acercándose al centro de su corazón, haciédolo latir como tambor de comparsa y sembrando de una confusión mareante su estómago, que de tan quebrado  se desvanece y desiste, se deshace en un montón de burbujas ardientes que suben sin misericordia hasta la garganta y la obligan a convertirse en máscara desfigurada de sí misma. Toma posición, con el alma caída cual ángel arrepentido...ya está, un simple movimiento del pie...uno, dos, tres, adelante, adelante, no te detengas, sigue....en su oídos retumban las esquirlas de  miedos fragmentados, de mediastintas inequívocas. La cabeza es un huracán en marcha que la vapulea...adelante, adelante, ahí viene, una simple oscilación del pie y todo habrá acabado....Crashhhhhhh!!

Aún no lo cree, pero a sus pies, del todo despanzurrada, yace la cucaracha.

jueves, 29 de noviembre de 2012

Así de simple.

Definitivamente, no me gustan los cazueleros. Cazuelero es un término muy usado sobre todo por las féminas cubanas para aludir a aquellos caballeros que gustan de inmiscuirse demasiado  en quehaceres más propios de mujeres que de hombres. No digo que no sea parte del machismo pensar así, de hecho muchos machistas lo son porque sus propias madres tuvieron mucho que ver en una educación que no admitía intromisiones de varones en cocinas, lavaderos, entre escobas o esponjas de fregar, porque esa labor era exclusiva de las hembras de la casa. Pero así es el mundo, así nos criaron, y ya cerca de la sexta década resulta un poquitin cuesta arriba cambiar criterios tan reciamente afianzados en nuestros cacúmenes.Cuántas veces no habré yo criticado casos así, cuántas no habré expresado mi desagrado ante comportamientos de tal índole...He perdido la cuenta.

Pero, de aquí, de esta vida no te vas sin pagar lo que debes, no como castigo, sino como lección de madurez, de tolerancia y de aceptación  del todo y con todos. Y así las cosas, resulta que tengo un nietecillo que es la luz de mis ojos y ya pinta que será el mayor de los cazueleros, siempre pendiente de que se apaguen las luces, de que las cosas vayan al sitio que les corresponde, etc, etc (aunque en su caso particular se trata mas bien de imponer su voluntad, y no de presumir  de organizado, o de femeniles virtudes) porque sus juguetes no están  muy bien ubicados que digamos, sino que andan enredados en nuestros pies la mayoría del tiempo.Pero aún así, no deja de ser una de las variantes de la "cazuelería" en cuestión.

Moraleja: al que no quiere caldo, tres tazas. Dios, en su infinita misericordia ha permitido estas cosas en nuestras vidas para darnos un día a día de humildad. Es una lástima que sólo empecemos a comprender este particular cuando ya es un poquito tarde para autocorregirnos en nuestras posturas. Qué diferente fuera todo si desde muy jóvenes gozáramos de la tolerancia, de la madurez y el discernimiento necesarios para entender que ninguna verdad es absoluta, sólo la que proviene del Supremo Hacedor, para entender que cualquier actitud que criticamos en los demás puede estar presente en nosotros y ni siquiera nos hemos dado cuenta, para entender que la perfección no viene en el ADN, sino en la dejación absoluta de nuestras vidas en las manos del Unico que puede enderezar nuestros entuertos y elevarnos a la categoría de impolutos desde el reconocimiento de nuestros pecados cotidianos, más comunes de lo que imaginamos. No imagino siquiera la maravillosa sensación de paz que esto nos acarrearía, pero deseo con todo mi corazón que muchos seamos capaces de experimentarla.

FANTASIA

Ahí estaba, atisbando por el ventanuco que día tras día le permitía observar aquel dedo, largo, blanquísimo, de uña cuidada y ligeramente flexionado entre la segunda y tercera falange. Ahora venía el mejor momento, cuando el dedo, como quien conoce a la perfección su camino, se introducía en el tarro de la mermelada y salía del mismo manando sensualidad, suavemente, chorreando dulce, para perderse en la que presumía era una boca roja, carnosa, fragante, atrás, adelante, así, una y otra vez, hasta que no quedaba vestigio del crimen, y él estaba al borde de sus posibilidades, reventando de lujuria, de ansia insatisfecha, de más. Su vida se redujo de manera enfermiza al disfrute del instante mañanero, que cual ritual, tenía lugar cada día de los siete de la semana. Poco a poco, se convirtió en un remedo de lo que fuera: adelgazó de manera escandalosa, el pelo y la barba le crecieron en todos los sentidos posibles y los ojos se le desorbitaron. Contaba los minutos que le separaban del placer indescriptible que sólo conseguía a través de la película minúscula, breve, y por los mismo salvaje de ese dedito hacedor de sus más apasionadas fantasías: atrás, adelante, en un sentido, en el contrario, dulce, almibarado, psssssssssss...!!
Cuando se lo llevaron, deliraba. Fue preciso ponerle camisa de fuerza para dominar la tenacidad de sus flaquísimos brazos. Los vecinos salieron a los balcones, le miraban con caras repletas del candor que provoca el sufrimiento ajeno; entre ellos, la septuagenaria abuelita que sólo se contentaba con lamerse el dedo, repleto de mermelada, para olvidar, al menos un poquito, los reveses de su artritis.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Instancia surrealista

No estaba segura, pero le parecía que con el tiempo se hacía más larga esta cinta interminable repleta de gérmenes, de pensamientos húmedos, de palabras, insultos, de peatones vulgares y de autos paranoides, de alto voltaje, reseca, sucia a veces, iluminda y perfumada otras. Sin importar cuántas veces se había posado su mirada en ella, lo cierto es que la impresión de crecimiento era cada vez más aguda: sinuosa aquí: una curva profunda allá; concavidades antes no vistas, tramos erosionados, señales de alarma en cada esquina. Empezó a temer por su vida. Al no tener hacia dónde expandirse comenzó a recorrerle el rostro, acariciando las orejas, lamiendo la frente y tapándole los ojos. Luego penetró en uno de los orificios nasales, cortándole un poco la respiración, para salir por el otro y enredarse de manera atrevida, amenazante en el cuello, presionando, asfixiando, ahogándola en un mar de confusiones disímiles. Fue entonces que tomó la decisión que cambiaría su vida por completo: hizo voto de silencio y de ese modo logró que la lengua, poco a poco retornara a su tamaño normal.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Ae, ae, ae, la chambelona...

A propósito de las recientes elecciones que tuvieron lugar en EUA, hubo una movida fenomenal por todos los medios de comunicación-que son muchos- llena de improperios, de críticas, de denuestos, de saetas, puyas y todos sus otros derivados, a través de la cual cada simpatizante de uno u otro partido pretendió establecer su criterio como concluyente, único verídico, acertado y políticamente correcto. Casi todas las discusiones terminaron en agresiones personales porque, a pesar de que nos cansamos de cacarear que somos amantes de la democracia y la libertad, lo cierto es que preferimos escucharnos a nosotros mismos y a los que opinan igual que nosostros, y al resto de los mortales que se los lleve quién los trajo con sus ideas arcaicas y equivocadas. Tengo una amiga, a la quiero mucho, que llegó a catalogar mis comentarios de "asqueantes", sólo porque no coincido con su opinión, y yo misma me pasé un poco con otro adversario político, hasta que la cordura retornó a su lugar de siempre, recogí mis redes y tomé las de Villadiego.

Cómo saber quién tiene la razón? No creo que  la verdad sea absoluta, hay razones en ambos partidos, y equivocaciones también. Muy personalmente, opino que hay personas más proclives a la "dolcce vitta" que otras; y en la acera contraria, hay personas que entienden que sólo el trabajo y el esfuerzo personal les proporcionarán la verdadera bonanza. Es natural, pues, que ambas formas de ver la vida de ensarcen en disputas sin fin, y que cada uno de ellos, según su forma de pensar, opte por el partido y las promesas que más convienen a sus objetivos personales.Es bien difícil ser objetivo por naturaleza, y si a ello le añadimos el factor "egoísmo", cada vez más marcado y desafiante de la sociedad de consumo, listo está el caldo para el peor arroz con mangos de la historia.

Lo cierto es que la mayoría de las personas no está pensando en el futuro de nadie, sino en su propio presente. Si tengo a mano un presidente que defiende la vida muelle, la inmoralidad, el desenfreno y todo lo que implique comodidad, ese es el que me conviene porque de ese modo viviré a mi aire mi tiempo presente, en tanto el futuro, del que ya no seré parte, se va a la mierda, sin importar que ese futuro sin perspectivas y caótico sea el tiempo de los que digo amar: mis hijos, mi descendencia...Por otra parte, puede haber egoísmo también en los que mucho tienen porque mucho han trabajado, y no quieren que, en modo alguno, su bonanza sea repartida entre los que no se esfuerzan como ellos lo hicieron. De ese modo, nadie afloja en su "tira y jala", y por eso mismo termina implantada en el poder la forma de egoísmo que más simpatizantes tenga, y, lamentablemente, casi siempre es la peor de las opciones, no porque sea contraria a las opiniones de quién esto escribe, sino porque es la que apaga el motor impulsor que hizo grande a la humanidad y especialmente a esta  nación, el de la creatividad, el del esfuerzo, el del trabajo. Finalmente, el gran ganador, ya sea uno u otro partido, es el egoísmo que nos aleja de Dios y de su propuesta de vida. De modo que,  si la humanidad no se plantea con seriedad la forma de vida en su incursionar por este valle de lágrimas, de risas, de esfuerzo y de guateque , será inevitable su fin, cuando hayamos agotado hasta la última partícula de nuestros recursos, sin buscarle solución a los retos de nuestro agobiado planeta, "comiendo helados y viendo telenovelas", según el decir de un hermano, totalmente ajenos al mañana de los otros.

jueves, 11 de octubre de 2012

A falta de pan, casabe

Alguno de ustedes ha visto, ve, o piensa ver los capítulos que faltan de la telenovela Corazón valiente, que exhibe, en su horario estelar de la nueve de la noche, la cadena Telemundo? Si alguno de ustedes es uno de ellos, le agradecería, en grado sumo que me dijera cuál es su opinión acerca del teleculebrón en cuestión. Para que Ud. se anime a hacerlo, comenzaré expresando mi propio criterio: un horrorrrrrrrrr!!!!!!!!!! Ud se preguntará, es cuestión de lógica, por qué, pareciéndome lo que me parece, insisto en verla. Le diré: sufro de una rara condición de idiotez que me impide dejar un libro, película, serie, etc, etc, a medias, por peor que éste(a). Mi hija me dice que, mínimo, soy sadomasoquista, pero ahí tiene usted,nada que hacer, y este culebrón, devenido en anaconda, no es la excepción.Así que con el derecho que me otorga tamaña tortura, aceptada en convenio entre el raciocinio y la estupidez, procederé a explicar mi punto de vista avalado por algunos ejemplos.
En esta novela ha sucedido todo lo que le puede suceder a la humanidad entera, sólo que aquí hablamos de un pequeño número de personas: asesinatos, secuestros, violaciones, maltrato infantil,infidelidad, hedonismo tendencioso, embarazos in vitro, annesia, inocentes declarados culpables, muertos que reviven (más de una vez), estupro, niños cambiados al nacer, niños que se pierden al nacer, niños que reaparecen y conocen a sus verdaderos padres cuando ya son adolescentes, narcotraficantes más poderosos que el propio Pablo Escobar, que caminan impunes por los Estados Unidos en la persona de jefes de la DEA.... Y sirviendo de marco dorado a todo este disparate, amores que, de tan edulcorados e inverosímiles, llegan a provocar diabetes televisiva; brrrrrrrrrr, to much!! No entiendo cómo Telemundo puede exhibir novelas tan disímiles en calidad como lo son Pablo Escobar, el Patrón del mal y este otro absurdo, al mismo tiempo, no lo entiendo, no.
Pero para gusto, colores. Leia el otro día que esta novelucha de tan mala factura tiene muchísimo rainting, y ya se sabe que "business are business", y mientra otros tontos como la que escribe sigamos dedicándole tiempo a semejante remiendo del saco, ahí estarán los entendidos en la materia para darle el vi$to bueno. Porque así es todo en la vida, no siempre tiene que ser de calidad el producto que nos ofrezcan, bastará con que nosotros compremos, por una razón u otra, aunque en algún momento nos preguntemos qué tipo de mierda andábamos comiendo cuando nos dejamos embaucar de ese modo. Después de todo, de eso se trata la libertad, de que tengamos el poder de elegir si nos convertimos en comediantes, o somos la comedia en sí misma.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Karma

No estaba segura, pero le parecía que con el tiempo se hacía más larga esta cinta interminable repleta de gérmenes, de pensamientos húmedos, de palabras, insultos, de peatones vulgares y de autos paranoides, de alto voltaje, reseca, sucia a veces, iluminda y perfumada otras. Sin importar cuántas veces se había posado su mirada en ella, lo cierto es que la impresión de crecimiento era cada vez más aguda: sinuosa aquí: una curva profunda allá; concavidades antes no vistas, tramos erosionados, señales de alarma en cada esquina. Empezó a temer por su vida. Al no tener hacia dónde expandirse comenzó a recorrerle el rostro, acariciando las orejas, lamiendo la frente y tapándole los ojos. Luego penetró en uno de los orificios nasales, cortándole un poco la respiración, para salir por el otro y enredarse de manera atrevida, amenazante en el cuello, presionando, asfixiando, ahogándola en un mar de confusiones disímiles. Fue entonces que tomó la decisión que cambiaría su vida por completo: hizo voto de silencio y de ese modo logró que la lengua, poco a poco retornara a su tamaño normal.

Levedad

Concretamente,
nos aprontamos
para la decadencia
y el alboroto,
nos sumergimos
en estelas sin fondo
sin  raciocinio,
nos convencimos
sutilmente,
de nuestras proezas
sin conclusiones,
nos lastimamos
con la esperanza
de días, de noches,
de tiempos
inútiles...
y convinimos
en que sólo lo
 efímero
es patrimonio
de nuestra raza.

miércoles, 3 de octubre de 2012

ENCUENTRO

Se encontraron
en la frontera pagana
de los deseos:
la piel ardiente,
el beso roto,
el alma en ascuas.
Ya no pudieron
renunciar,
se sumieron
en el conjuro
extremo
de los desahuciados:
y se quebraron
como la estela tenue
de la escarcha temprana,
más fuertes que antes,
pero definitivamente
transfigurados.

PALABRAS TARDIAS

Las palabras tardías
son el otoño
de la esperanza.
pretendían
sembrar el consuelo,
eclipsar los sinsabores
y perpetuar las alegrías.
pero en su dorado paso
por el desierto del hombre
sólo anunciaron tristeza,
la llegada del invierno
del alma.

sábado, 29 de septiembre de 2012

Espejismo

En las figuraciones
de tus manías
se pierden mis argumentos
día tras día,
conflagraciones previas
melancolías
y ese vestigio tenue
de hipocondría
con que resisto el tedio
de tus porfías,
toda la magia vaga
del que imagina
que tiene el cielo en sus manos
cuando sabía
que sólo le pertenece
la parca fría,
no porque así lo quiera,
con osadía,
sino porque lo ha dispuesto
quien sí podía

miércoles, 26 de septiembre de 2012

REENCUENTRO

REENCUENTRO

Autor: Maritza Gómez Cruz.

Los minutos escurridos
a solas
entre diademas de lágrimas,
las miradas cuesta abajo,
la súplica de los labios y
de cada pensamiento;

y esa sensación constante
de poca valía...
desconsuelo y silencio
del hombre desdichado.

Y cuando llega ella,
la alegría,
un calor ardiente
nos recorre el vientre,

los ojos, las manos,
y  la esencia misma,
todo cobra vida,
renace el sentido
de cada vivencia,

la mañana canta,
el cielo ilumina,
y la vida toda
se vuelve una danza.

Bendito reencuentro
que trae alegría
Bendita bonanza!!

Coincidencia

No merecían entonces los celajes,
llenos de sombras,
la pátina roñosa, el odio
sin mesura, las babas de la furia,
el destello de las precariedades,
 ni la llama de la ira, carbunclos
 de sus ojos  sin cordura.

Por pura coincidencia
sus propósitos nacieron
el mismo aciago día
que dieron a luz las esperanzas;
se dieron cita al poniente,
se escrutaron, se acariciaron,
y separaron, saltando  chispas

Entonces se cruzaron, cuando
nacía la estrella que iluminaría
sus despropósitos...
se enfrentaron, en duelo desafiante,
y no fue suficiente el rocío de sal
de las lamentaciones, ni la chispa
de fuego de sus miradas malditas

ambos perpetúan desde entonces
 legitimos  derechos, enconos y osadías
fraguan y desmenuzan todos los pareceres,
 pugilatos de hombres con conciencia de niños,
en un entorno sin pizca de parcialidades,
sosteniendo en la punta de sus lanzas de adobe,
todas las conveniencias del beneficio propio.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Sin límites

 Autor: Maritza Gómez

Te amo...
desde que avanzaste
hacia mí, inesperadamente,
 cuando tocaste mi mejilla,
la derecha,
con tu carita húmeda,
y tu dedito de rosas
me cogió de la mano.
Te amaba...
desde la noticia,
que golpeteó en
mis sienes, cual
caballo desbocado,
desde que en tu lecho
de adobes y almendras,
escuchaba el redoble
de tu corazón de azúcar.
Y te amaré...
por siempre...
más allá de las dudas,
con el dolor a cuestas,

mi amor sin fin
te perseguirá
en la sombras, en la luz,
en las tristezas y las alegrías,
en el bochorno, en la nieve,
en el último momento,
cuando cierre los ojos
definitivamente,
cuando mis huesos brillen
tostados por la escarcha,
 y todo esté en fuga,
menos mi amor por ti.
 .

jueves, 30 de agosto de 2012

Las Tambochas

LAS TAMBOCHAS

Autor: maritza Gómez Cruz.

Tambocha:...especie que aprovecha y consume todo tipo de material orgánico como restos de pescado, huesos y carne en general, y que come sin parar...

Llegaron como alguien más al pueblo, desencajados, pálidos, sin aliento y ocuparon el espacio que les asignaron con la naturalidad del que sabe su lugar en la historia. Al principio no se notó nada en particular, eran personas comunes en busca de un destino diferente al que les hubiera tocado vivir en la tierra agrietada y sin suerte de la que provenían, con todos los sentidos listos para acometer cualquier tarea que les fuera encomendada como única esperanza de vida para los quedaron atrás y para ellos mismos. Poco a poco se fueron aclimatando y descubriendo que a esta tierrra de promisión  había que allegarle desde varios flancos, que existían oficinas donde con un poco de suerte se podían obtener beneficios de todo tipo, sin tener que marcharle tan duro al trabajo, y se relajaron. Comenzaron a medrar por todos los oscuros rincones del viejo caserón que les servía de refugio, devorando las provisiones que con regularidad obtenían, desterrando a dentelladas al hambre que había sido su acicate en la travesía que para ese entonces se le antojaba producto de una pesadilla odiosa, pero imposible de olvidar por lo recurrente.

Lo que en un principio fuera hambre, se convirtió en gula enfermiza. Comían a toda hora. La cocina devino en taller que no recesaba nunca: huevos, tocino, panes, yogourt, jugos, leche, dulces, asados, vegetales...en tráfago incesante desde sus plateadas envolturas a los estómagos de los insaciables, que para entonces ni siquiera sentían hambre ya, sino ganas de consumir, de malgastar, de botar lo que la vida tanto les había negado y que ahora poseían en abundancia. De ese modo, los más variados alimentos pasaban con pasmosa rapidez desde los platos y vasos al tacho de la basura. Y es que algo se les había distorsionado por los vericuetos  por donde reptan las ansias de los desposeídos, y su necesidad principal era ahora vaciar aparadores y refrigeradores, sólo para volverlos a llenar, en un desenfrenado esfuerzo por calmar ese dolor de los años de miseria, sin percatarse siquiera de que poco a poco perdían su humana condición, royendo, masticando, consumiendo cualquier material orgánico que se les pusiera al alcance de sus tentáculos y de sus ojos monstruosamente agrandados...

sábado, 25 de agosto de 2012

EDUVIGES

 AUTOR: MARITZA GOMEZ CRUZ

El padre de Eduviges resultó ser un sangrón. Algunas experiencias con las mujeres de su familia lo hicieron desconfiado, y en un titánico esfuerzo por librar a su hija de dolores innecesarios, fue apartando cada pretendiente que le salió a la joven. Con el tiempo se volvió cada vez más egoísta, ya no se trataba del objetivo primario, sino de algo más ruin aún, esto es, su propina necesidad de una enfermera gratis. Día y noche la joven atendía incansable a los múltiples reclamos del vejete, con el mismo rostro impasible con que se sacudía la nariz. A todos les extrañaba que no quejara, algunos quisieron ver en esta suerte de resignación alguna tara que hacía de la joven una tonta sin remedio. Pero lo cierto es que Eduviges se mantuvo igual todos los años que duró su padre, que fueron muchos, y lo llevó a enterrar con la misma parsimonia con que hacía todo, el pelo atado en un revoltijo de canas y con la delicadeza acostumbrada.

Cuando Eduviges tenía dieciseis años conoció a Rafael en la bodega de la esquina, y a la semana tuvo sus primeras experiencias sexuales con él. La chica resultó  ser tan fogosa que éste salió volando a los pocos meses, y no se le volvió a ver. Luego fue otro, y otro...Con el tiempo, la fama de buena amante de la chica llegó a  los oídos adecuados y fue pasando de boca en boca a todos los chicos urgidos de amor del pueblo, lo que la constituyó en una especie de meretriz de Pulguero, dispuesta a dar lecciones y pasión por el módico precio del riesgo que significaban. Perdió la cuenta de cuántos amantes probaron  sus brazos y los latigazos de los muelles del viejo colchón que tenía cerca de los corrales, bien oculto por las hojas del platanal, y que le permitía a la ardiente joven ejecutar su danza amorosa con el amante de turno, a la par que el corazón le palpitaba de regocijo vengativo, y los ojos le hacían moriquetas al padre, que no lejos de allí tomaba el apacible sol de los justos.

TENTACION

 TENTACION
 
 AUTOR: MARITZA GOMEZ CRUZ

Esteban Vargas tenía un extraño concepto de la hospitalidad, no muy acorde con su tacañería rayana en el   ridículo. Todos lo tenían por el miserable que era, sin embargo él se consideraba a sí mismo  persona amable, pues siempre conservaba en su herrumboso refrigerador alguna exquisita golosina para las visitas, cada vez menos frecuentes. A eso se limitaba  su bondad. En cuanto a su familia, vivía siempre con hambre, las escasas raciones alimenticias que recibían, no sólo eran de la peor calidad, sino mínimas. Esteban tenía prohibidísimo tocar el dulce en cuestión, y cuando éste se ponía viejo o rancio, se lo comía él, ante las sufridas miradas y las babas colgantes de su mujer e hijo. El niño, que tenía sólo ocho años, abría a hurtadillas el refrigerador, observando con el mayor deleite, en medio de la nada helada, la golosina. A veces, hasta se atrevía a pasar unos de sus sucios deditos por el borde azucarado y chupaba frenético, como si le fuera la vida en ello. Sin embargo, tanto temía a su padre y a las palizas que éste prodigaba por igual a él y a su madre, que ni toda esa terrible tentación que embargaba sus horas de hambruna insomne y sus días de niño triste, lograban hacerle ir un paso más allá del mencionado manoseo.  

En cierta ocasión en que jugaba con barro en el patio, hambriento como siempre, observó que las moscas hacían coro cerca de algún objeto depositado en el suelo de la terraza vecina, pero sin acercarse mucho, lo cual llamó su atención, y hacia allá se dirigió; cuál no sería su sorpresa: allí, como una aparición celeste, sobre una bandeja plástica, estaba la más deliciosa torta que hubiera contemplado jamás, repleta de merengues, azúcar flagelada, chocolates y fresas almibaradas. El estómago del niño experimentó un revolcón súbito, una angustia de muerte que nubló sus sentidos y le impidió pensar en otra cosa que no fuera apropiarse de la golosina para saciar su hambre ancestral, para mitigar un poquito sus frustraciones de pequeño marcado por la miseria más espantosa, la del alma de un padre constituído en cruel verdugo, para suplir un tantito  su necesidad de endulzar, siquiera por un día, su triste existencia de desnutrido. Y como alma en pena, agarró el dulce, perdiéndose en el maizal cercano, mientras devoraba la torta que no le pareció tan dulce como creía, en tanto que de la cocina vecina salía una señora con paso reumático, musitando con voz llena de rencor que ojalá que la maldita rata que estaba asediando su despensa habiera caído en la trampa azucarada que le había tendido, en forma de torta rellena de arsénico.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Se alquila.


VIENTRE ALQUILADO

AUTOR: MARITZA GOMEZ CRUZ.

A Rebeca el orfanato y sus múltiples retos la transformaron en una fortaleza, dándole crédito  al viejo proverbio que reza que aquello que no te mata, te hace más fuerte. La dejaron olvidada a los pies de la Madonna, en la pequeña iglesia del pueblo, y el cura se ocupó de llevarla adonde correspondía. Allí, no por mala intención, sino por carencia de recursos, personal y deseos se crió a la deriva, entre muchos como ella, pequeños salvajes mal nutridos y peor vestidos que aprendieron a conseguir lo que querían de sus compañeros de infortunio, a fuerza de puñetazos. A Rebeca, el haber salido de alta estatura y una incipiente predisposición a la  gordura, le favoreció, pues  sus golpes eran más limpios y contundentes que los de otros, y de ese modo pudo imponerse al resto de la desamparada población de huérfanos, que le llegó a prodigar un respeto rayano en devoción. Con el tiempo comenzaron a llamarla señorita Beca, pues el tratamiento fue lo más parecido a la pleitesia que entresacaron de sus repertorios y las telarañas de la falta de instrucción. Rebeca creció fuerte, poco amistosa, adusta, sin asomo de ternura en los ojos redondos, negros y fríos, pero muy trabajadora. Desde que pudo abandonó el orfanato y se mantuvo por su cuenta y riesgo: plantaba tomates, limpiaba patios, cargaba cajas y podía, en un solo día, realizar el aseo de cinco casas y permanecer  fresca por la noche, cuando se tomaba dos cervezas bien frías.

Limpiaba un patio cuando sus mejillas como el melocotón maduro y su férrea estampa de campesina sana llamaron la atención de un esmirriado matrimonio holandés, a quienes les urgía tener descendencia, pero no conseguían que ningún hijo llegara más allá de los dos meses de gestación, sin que se salieran por falta de asidero a aquellas minúsculas caderas,en el  vientre traslúcido de la holandesa. Pensado y hecho: le propusieron a Rebeca, por una muy razonable cantidad, que fungiera de vientre de alquiler, y ella, después de echar cálculos con los dedos por más de media hora, aceptó. Pasó los nueve meses del embarazo mimada, custodiada y asediada por los enclenques esposos, y cuando llegó el esperado día parió un chico, parecido a sus progenitores, pero robusto a fuerza de haberse criado en aquel vientre colosal, poderoso, del que lo mismo salía un niño que un ejército, La señorita Beca se lo puso al pecho, con la misma naturalidad que empuñaba el azadón, y entonces fue que se le trastorno el mundo. A medida que la leche fluía, pródiga como su dueña, sintió que se venía abajo todo ese universo de lágrimas ocultas en las reminiscencias de un pasado lóbrego, y a punto estuvo el crío de zozobrar en aquella marea salina y transparente que se confundía con la leche sobrante que le salía por los morros. Cuando hubo despeñado, barranco abajo, todo el caudal de tristeza y desamor que habían sido como guardianes secretos de su corazón, ajeno a cualquier manifestación de los sentimientos, se levantó, apartó de un zarpazo a los consternados padres del bebé y se marchó, sin que pudieran hacer algo para detenerla, hacia donde salía el Sol


martes, 21 de agosto de 2012

Sin pasado

Por su vientre fetal han pasado tantos recuerdos que sobrevivieron a  las pesadillas de una era de hecatombes infantiles  que ella quisiera borrar con la pureza de la maternidad, pero insisten en quedarse como lapas, prendidas a sus más íntimas percepciones, en esa vida desgreñada, oscura, cruel que le tocara vivir desde que la dejaran paria y sufriente al borde mismo de todos los cataclismos que promueve el abandono infantil, desde que la tiraron como un fardo cualquiera en manos del primer hombre abyecto de su vida, su padre, que a su vez la fue pasando de boca en boca, para que se comieran lo poco que restaba de su naturaleza destruída por dentro, y a pesar de todo, turgente en apariencias desde una muy temprana edad, y que contribuyó a hacer su dolor mucho peor, en la lascivia despertada una y otra vez por  su figura de diosa, mitad griega, mitad divina que la hizo revivir los mil dolores que le inocularon desde que la parieron a un mundo totalmente adverso, sin asomo de ternura, cada día, cada noche de su calvario.

Entonces llegó su propia maternidad pujante, que la hizo reventar de impresiones y sentimientos nuevos. Casi pensó que si lograba invertir la historia en ese rayo de esperanza que se movía en su vientre, sus propios temores dejarían de morderle el alma de esa manera tan tenaz que la devastaba; y soportó sin quejas la violación a que la sometieron, de la que no la salvó ni su vientre a punto de estallar, porque aquellos hombres estaban enfermos de ella, no se saciaban de su lujuria por más que pasara el tiempo, por mucho que se esforzara, y el primero, aquel que decía ser su padre, y que quizás sólo fuera un número en la lista de aquella que decía ser su madre, y de la que no se acordaba siquiera. O sí, se acordaba de cómo se fue un día, sin mirar atrás, sin escuchar el lamento de su agonía perenne.Y cuando le llegó la hora del parto, cuando constató que había tenido un hija y vio la mirada turbia de su padre posarse en la bebé y la risa sardónica, putrefacta de alcohol con que recibió la llegada de la que debía ser su nieta, se levantó, tomo a su hija y, con el valor que otorga a una fiera la maternidad recién estrenada, destrozó a dentelladas al despojo humano que era su padre, y con la boca aún ensangrentada, vacilante por el esfuerzo, se marchó, con el pequeño y sollozante bultito hacia donde salía el Sol.

domingo, 19 de agosto de 2012

Los hábitos

Los hábitos son esos pequeños gendarmes
que custodian los minutos, las horas
 y los días;
Aparecen, por una zona boscosa de la vida,
se instalan a sus anchas, se hacen desear.
A veces, pasan inadvertidos, pero igualmente
presentes,
en las miradas, en los gestos, en el aburrimiento
y la abulia.
Los hombres quieren salirse de su cerco;
sin embargo, por alguna tonta razón,
sus deseos se convierten en hábitos nuevos,
desapercibidos,
y así, pasan la vida, siempre con la intención
de sacudirlos, de echarlos, de salir de su
prisión infame,
y cayendo, descendiendo, aterrizando
en el lote oscuro de las conveniencias,
del no hacer nada, para que nada pase,
para seguir pensando en planes futuros,
donde no haya hábitos que lo dañen todo.
Los hombres ya están habituados
a esta paradoja.
Esperan, desde su zona cómoda
que algo pase.

jueves, 16 de agosto de 2012

El Primer Mandamiento

Conocí a una persona en el pasado, cuya forma de pensar me obligó a meditar con profundidad acerca del Primer Mandamiento. Hablo de alguien "bueno", en el humano sentido de la palabra,  alguien que no le hace mal a terceros, que hace favores y en general se lleva bien con el resto de la humanidad. Esta persona me comentó que a una amiga de ella no le alcanzaban los dolaritos que con esfuerzo le hacía llegar la familia desde Estados Unidos porque, en vez de guardarlos para cubrir sus cada vez más perentorias necesidades, los compartía con sus hijas comprandoles alguna que otra botellita de aceite, spaguettis y otros lujitos en la hambreada isla. Entonces me vino la necesaria reflexión: "Pero de qué habla ésta, si sus hijos viven a todo dar, gracias a dólares venidos de aquí y allá"?  "Por qué no quiere que otras madres ayuden a los suyos, cuando los de ella no carecen de nada?" Todavía no me explico bien las razones de mi amiga, no entiendo el intrincado devenir de la mente humana que suele establecer diferencias tan marcadas en situaciones similares, pero, sobre todo, que es capaz de querer todo lo bueno para sí y su familia, y desear esta extraña forma de egoísmo impropios, no ya de una madre, sino de un ser humano para con otro, en el caso de los demás.

El Primer Mandamiento dice que debemos amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos.Lo repetimos harto, pero lo vivimos muy poco. He conocido personas buenísimas que no entienden que alguien ayude a los que no son de su familia, y estoy segura que es porque no han meditado a profundidad lo que se nos ordena hacer. Quién es tu prójimo? Es tu cercano, el de al lado, cualquiera que tenga condición humana, y hasta creo que si aparecieran marcianos por ahí, deberíamos tenerle igual distinción, en tanto son obra del Creador. Voy más lejos: los animales y plantas: no son obra de Nuestro Padre? Por qué maltratarlos, por qué no amarlos y cuidarlos, nosotros que somos seres racionales y que recibimos de ellos un amor irracional, pero grande, profundo, como es el caso de las mascotas domésticas?

Creo que nos acostumbramos a recitar los mandamientos, pero no estamos ni remotamente listos para vivirlos. Si queremos ser buenos cristianos, buenas personas tenemos que acabar de comprender que cualquier situación lamentable de cualquier persona, en cualquier parte del universo, es nuestro problema también. Tenemos que despojarnos de la frialdad, de la estulticia y el desamor de que nos han permeado el hedonismo y el consumismo delirantes de esta época, cada vez más cruel e insensible, este "quítate tú para ponerme yo", este mirar para otro lado, para no ver el sufrimiento de los otros. En tanto no tomemos conciencia de este pecado de omisión, de indiferencia , la recitación de los mandamientos, no nos va a hacer mejores cristianos, sólo nos convertirá en loros de feria, pregonando, repitiendo frases aprendidas, sin alma, sin concierto y sin amor.

domingo, 12 de agosto de 2012

Amor tardío

No sé qué,
 no sé cuándo,
ni sé dónde
 ni el porqué,
 sólo sé, que te
llevo esperando,
más de un día,
más de un sueño,
en la suave
penumbra
de este sueño
al revés,
con el mismo
entusiasmo,
con los mismos
ardores
de la primera
vez.

sábado, 11 de agosto de 2012

Decisiones

Autor: Maritza Gómez

Las decisiones
son el talón de Aquiles,
el café  de azabache
mancillando la leche,
el moscardón tanteando
los ojos sin defensa,
la mugre que espanta
toda caricia,todos los
besos;
la perpetua pregunta
correcto o incorrecto?
sin asomo de ayuda,
sin configuraciones,
la lucha  de cada día,
sin garantías.
el premio a la nada,
melancolía y  desorden;
un stop al corazón,...
...y que decida la mente