La tragedia apocalíptica que sacude a EUA ha estremecido los corazones de todos los que aún conservamos algunos valores humanos. Un pistolero enloquecido, de sólo 20 años, entró a una escuela y mató a 20 niños y 6 adultos, para luego suicidarse y conformar la cifra de 27 decesos.Así, sin ningún motivo aparente, sólo porque tenía a mano un arma y suficiente odio en el corazón...Como de costumbre, la mayoría de nosotros se ha planteado una serie de hipótesis acerca de cuáles deberían ser las medidas a tomar para que no ocurrieran desastres de tal índole, y lo primero que nos viene a la mente es que debe prohibirse absolutamente la tenencia de armas por parte de la población civil, a pesar de que esto nos colocaría en peligro de indefensión ante los delincuentes que como quiera se las agencian para poseerlas. Todo un intríngulis. Y sí, la proliferación de armas es ya una tragedia que nosotros mismos creamos, pero es sólo una parte de esta, en modo alguno es la raíz de la cuestión.
La humanidad ha decidido usar su libre albedrío en grande, ha tirado toda la riqueza que implica la libertad de que gozamos al pozo sin fondo de la francachela, el libertinaje, la corrupción más espantosa de que se tenga conocimiento.Cualquier vestigio de freno, de límite, de cordura... a la mierda; gocemos, mas bien de cualquier momento que nos reporte un mínimo de placer, aunque para ello haya que saltarse cualquier nor ma, principio o valor, caiga quien caiga, así de simple. Ya ni tenemos muy claro que es bueno o malo en esta olla de grillos gigante que es nuestro mundo de hoy. Dicho de manera simple: hemos entregado en bandeja de plata toda la maravilla que nos fue otorgada por el Creador a las fuerzas del mal, a Satán, y hemos relegado al último rincón de nuestra vida, al desván de los trastos inservibles a Nuestro Supremo Hacedor.
Y aún tenemos la desverguenza de preguntar:" Dónde estaba Dios cuando este enloquecido muchacho hizo lo que hizo?" (muchacho que, muy posiblemente sea una víctima más de este mundo pervertido, dicho sea de paso). Te tengo una noticia, hermano: Dios estaba dónde lo pusiste, no intentes que venga a componerte el desaguisado que tú, yo, todos nosostros creamos, porque precisamente para eso nos dotó de un maravilloso potencial que tú, yo y todos nosotros nos hemos encargado de dilapidar de la mano de todos los vicios a los que le hemos puesto el cuño de visto bueno y que hoy nos pasa la cuenta. El mal se regocija, está recogiendo frutos en abundancia y para eso sólo necesitó llenarnos un poquito los ojos de porquería material. Así que la próxima vez que intentes plantearte dónde estaba Dios cuando sucedió tal o cual, primero pregúntate dónde estabas tú, yqué estabas haciendo.
La humanidad ha decidido usar su libre albedrío en grande, ha tirado toda la riqueza que implica la libertad de que gozamos al pozo sin fondo de la francachela, el libertinaje, la corrupción más espantosa de que se tenga conocimiento.Cualquier vestigio de freno, de límite, de cordura... a la mierda; gocemos, mas bien de cualquier momento que nos reporte un mínimo de placer, aunque para ello haya que saltarse cualquier nor ma, principio o valor, caiga quien caiga, así de simple. Ya ni tenemos muy claro que es bueno o malo en esta olla de grillos gigante que es nuestro mundo de hoy. Dicho de manera simple: hemos entregado en bandeja de plata toda la maravilla que nos fue otorgada por el Creador a las fuerzas del mal, a Satán, y hemos relegado al último rincón de nuestra vida, al desván de los trastos inservibles a Nuestro Supremo Hacedor.
Y aún tenemos la desverguenza de preguntar:" Dónde estaba Dios cuando este enloquecido muchacho hizo lo que hizo?" (muchacho que, muy posiblemente sea una víctima más de este mundo pervertido, dicho sea de paso). Te tengo una noticia, hermano: Dios estaba dónde lo pusiste, no intentes que venga a componerte el desaguisado que tú, yo, todos nosostros creamos, porque precisamente para eso nos dotó de un maravilloso potencial que tú, yo y todos nosotros nos hemos encargado de dilapidar de la mano de todos los vicios a los que le hemos puesto el cuño de visto bueno y que hoy nos pasa la cuenta. El mal se regocija, está recogiendo frutos en abundancia y para eso sólo necesitó llenarnos un poquito los ojos de porquería material. Así que la próxima vez que intentes plantearte dónde estaba Dios cuando sucedió tal o cual, primero pregúntate dónde estabas tú, yqué estabas haciendo.
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