sábado, 8 de diciembre de 2012

Diferentes

Ella, muy rubia, muy blanca, muy gorda. La celulitis, el tejido adiposo, colgante se confunde en una amalgama de masa amorfa y sin sentido. El, cetrino, bajito, achacoso, feo. En él recreó la madre natura el peor de lo relieves faciales: narizón, de ojos saltones, boca consumida, piel reseca, sin gracia...

Se han tomado de la mano, repletos de amor, con las miradas brillantes y los corazones gozosos. Para nada le importan las miradas suspicaces, burlonas , crueles con que el resto de la humanidad pretende hacerles pagar su osadía de ser tan feos y tan felices. La ternura no sabe de cánones absurdos,  se goza en la reciprocidad, en  la sinceridad de los sentimientos,   no necesita  de siliconas, ni de cirugías estéticas para hacerse valer.

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