viernes, 28 de diciembre de 2012

22 segundos

He de confesar que cuando veo algunos anuncios de televisión experimento, entre otras cosas, una especie de desconsuelo porque paréceme que soy yo la protagonista del mismo y me meto demasiado en el papel, hasta llegar a sentir lo que supongo debe estar experimentando la persona en cuestión. Tal es el caso de las modelos súper esmirriadas, que en su vida se han comido algo insano, y de pronto las ves promoviendo el consumo de unas papas fritas, grasientas y repletas de químicos. Ellas, por más que intentan parecer naturales, en estado de deleite por lo que van a consumir, en realidad tienen una cierta mueca oculta que expresa todo el horror que sienten por la papa en cuestión. En ese momento tengo lástima de ellas, de su sufrimiento, quisiera poder quitarles la golosina y comérmela yo, que soy una gorda que no hace ascos de nada, y de ese modo finiquitar el asunto con cierto donaire.
Vivimos una época en que la apariencia física está por encima de todo para un mayor porciento de la población, sobre todo para las féminas. A veces queremos engañarnos a nosotros mismos y decimos a los demás que queremos estar delgados porque de ese modo somos más saludables; pero la realidad es  que, salvo excepciones, corremos detrás de la belleza sin celulitis ni rollitos (que son feos, hay que reconocerlo) porque le rendimos un culto excesivo al Dios "Físico perfecto". Creo que, de alguna manera, quizás sin saberlo, buscamos tener un mayor valor de uso en el mercado de las tonterías, porque estas fruslerías han pasado a ser el eje, el centro de nuestra felicidad materialista. Por eso ocupamos mucho tiempo y recursos en pro de ser la m@s bell@, la m@s desead@, la mamasota o el papasote.
Y no es que sea malo desear la belleza física, el problema es cuando se convierte en obsesión silicónica, de escaparate y lentillas, cuando se transforma en lo más importante de nuestro día a día. Hace poco tiempo, cuando murieran de forma trágica nuestra estimada Jenni Rivera y su equipo, quedé tan impactada con la certeza de que sólo bastaron 22 segundos para hacer la diferencia entre la vida y la muerte, que he querido reiterar con este escrito, una vez más (v.r), mi compromiso con la vida, la verdadera, la de los valores, la de las virtudes, la de los hechos que te preceden, la única que vale la pena ser vivida; y esa, no tiene nada que ver con la apariencia física, sino con el corazón,con  los sentimientos y los actos que vindicarán tu valía por siempre.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Búsqueda

Búscame en los
retazos de distancia,
en los zurcidos del
tiempo y en los estratos
de sentimientos caducos.
Soy un espíritu que agita
campanas de desacuerdos,
cuerdas de desamparo,
melancolías  y dudas,
Soy la estela en el tiempo,
la brisa que te azota, el
rayo de sol de tus amaneceres,
y el silencio que envuelve
tus noches solitarias.
Soy la parca y la vida
a un mismo tiempo,
que suscriben  sus
acuerdos en el iris
de tus miradas.
Soy, en fin, lo que quieras,
cuando quieras, como quieras.
Seré capaz de todo, sí,
de permanecer en ascuas,
a la espera del tiempo
sin distancias ni límites
de la eternidad.

Agente de cambio

Detente, tú, sí,
el que entorpece
de deseos las noches
de vértigo, las noches
de deseo, y de deseo y
vértigo los momentos
de cada noche, de cada
vida, de cada hombre.
Detente, aún perdura
el último deleite,
no se ha esfumado
del todo la agonía...

Desafío

Las culpas son
el talón de Aquiles,
el obstáculo, la valla,
el ruedo taurino,
el circo romano.
Sólo habrá un vencedor,
 tú decides,
morir en las culpas
o vivir tu verdad...

Premios

Permanecer así,
callada, inmersa
en tertulias imaginarias
me confiere el Honoris
Causa a la prudencia,
El Premio Nobel
a la sabiduría...

Los años

Los años son lastre,
experiencia, desencanto,
tormentas, caos,
cosecha y tortura.
Y son alivio, paz,
dulzura, vivencias,
arraigo, vida,
abundancia y
amor.
Los años son
el hilo de Ariadna...

viernes, 21 de diciembre de 2012

He hablado de mi condiscípulo Morales en algunos de mis artículos, Morales era(es?) el mejor prototipo del mitómano. Su autosuficiencia era tan insufrible que el día que estrelló el vehículo del padre de nuestra compañera de clases, Maribel, todos nos alegramos un poco (Dios nos perdone por esta villanía de adolescentes), porque así nos dejó en paz por un tiempo, amén de que fue expulsado del instituto en que cursábamos estudios unos meses después. Viendo la loca carrera que llevamos la mayoría de los seres humanos, cuando de presumir méritos se trata, lo recordé, y no pude evitar la frustración  de comprobar que cuarenta años después somos peores que entonces. En mi juventud,era menos usual que las personas creyéramos poseer talentos que en realidad no teníamos. Cada quién sabía para lo que daba y para lo que no, y cada quién se conformaba con brillar en el ámbito que le correspondía, sin intentar siquiera incursionar en aquellos para los que no tenían los carismas adecuados. Hoy la situación ha cambiado tanto que sólo una minoría es humilde, los demás creemos sabérnoslas todas, y en base a ello nos cuesta reconocer méritos en los demás, hemos devenido en un YO, Yo ,Yo, yo...que cada vez nos hace más infelices.
Y dentro de este cuadro, ha tomado un papel fundamental la problemática de creernos merecedores de todo, le pedimos cuentas al propio Dios, lo enjuiciamos, lo juzgamos y le exigimos los favores que necesitamos, le hablamos de tú a tú....Nada me disgusta más que ver soberbia en la relación de las personas con Dios, ese sentirse inmunes por no sé yo qué méritos inexistentes, a pesar de ser exageradamente pecadores y de no mover ni un dedo para ser mejores seres humanos.
Nosotros, los hijos de Dios tenemos que saber algo: nada que se nos concede se nos da por mérito, sino como regalo de quien nos ama tanto que a pesar de la confusión en que vivimos, aún apuesta por nosotros, nada más y nada menos que su propia Preciosa Sangre. Con el nacimiento del Salvador, ya muy próximo en el calendario, el Señor nos recuerda que seguimos siendo sus favoritos, sus hijos amados, y que por pura misericordia no nos ha dado un "time out" que dure para toda la eternidad. Tratemos, al menos, de ser menos creídos, menos autosuficientes, más humildes, menos pedantes, más sinceros y menos soberbios. Recordemos que somos un polvo y una paja tan insignificantes que sólo el Amor Sublime de quién todo lo puede ha hecho descender sobre nuestra poquedad un poquito de brillo divino,  para enriquecimiento de nuestra estirpe, no como caldo de cultivo de malsanas creencias.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Fui yo

Fui yo quién lo mató, pero  eso nunca lo sabrán. El hombre había acumulado algunos enemigos, y para la policía no iba a resultar fácil descubrir a su o sus asesinos. Era un hombre muy importante, un senador, no se podría dejar el asunto de lado, la opinión pública no lo permitiría.Para la mayoría de la población  pasaba por ciudadano probo, sin tacha. Sólo algunos sabíamos el verdadero talante del individuo. Su esposa, por ejemplo, había pasado por tantas humillaciones, que más que esposa era su conejillo de Indias; los ojos delataban el odio que le carcomía el alma, pero andaba con ellos gachos, por miedo al suplicio sin salida.Sus hijos era criaturas fugaces, escondidas en cualquier rincón de la casa que les permitiera evadir la crueldad del progenitor. Al chofer, por pura maldad, le retrasaba los salarios, se los menguaba o le cobraba impuestos inventados. Su secretario era un ente sin voluntad, que entre otras cosas tenía que aceptar que el senador fornicara con su esposa, una egipcia con aires de faraona que sacó de un burdel de París, y que se veía obligada a acatar los deseos del sátrapa, por miedo a que se hiciera pública su historia de meretriz. A los guardaespaldas los consideraba perros, que con uno u otro hueso se conformaban y a quienes no daba (por el puro placer de no dar) ni los buenos días. El hombre había logrado sembrar el terror de tal modo entre  sus lacayos, que jamás se podría haber supuesto el atrevimiento de un asesinato en víctimas de un miedo superior a todo lo razonable.  De ahí que el día que apareciera como fulminado por un rayo, al principio no se sospechara de un crimen, y sólo después de que el forense dictaminara que "alguien" debió provocarle el deceso,( pues en modo alguno se había producido de forma natural, aunque él ignoraba el modus operandi) fue que comenzaron unas investigaciones que jamás conducirían a nada.
 Y eso sólo lo sabía yo, su conciencia, que harta de sus muchas felonías le había susurrado palabras de muerte al oído.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Conneticut: Apocalipsis now

La tragedia apocalíptica que sacude a EUA ha estremecido los corazones de todos los que aún conservamos algunos valores humanos. Un pistolero enloquecido, de sólo 20 años, entró a una escuela y mató a 20 niños y 6 adultos, para luego suicidarse y conformar la cifra de 27 decesos.Así, sin ningún motivo aparente, sólo porque tenía a mano un arma y suficiente odio en el corazón...Como de costumbre, la mayoría de nosotros se ha planteado una serie de hipótesis acerca de cuáles deberían ser las medidas a tomar para que no ocurrieran desastres de tal índole, y lo primero que nos viene a la mente es que debe prohibirse absolutamente la tenencia de armas por parte de la población civil, a pesar de que esto nos colocaría en  peligro de indefensión ante los delincuentes que como quiera se las agencian para poseerlas. Todo un intríngulis. Y sí, la proliferación de armas es ya una tragedia que nosotros mismos creamos, pero es sólo una parte de esta,  en modo alguno es la raíz de la cuestión.

La humanidad ha decidido usar su libre albedrío en grande, ha tirado toda la riqueza que implica la libertad de que gozamos al pozo sin fondo de la francachela, el libertinaje, la corrupción más espantosa de que se tenga conocimiento.Cualquier vestigio de freno, de límite, de cordura... a la mierda; gocemos, mas bien de cualquier momento que nos reporte un mínimo de placer, aunque para ello haya que saltarse cualquier nor ma, principio o valor, caiga quien caiga, así de simple. Ya ni tenemos muy claro que es bueno o malo en esta olla de grillos gigante que es nuestro mundo de hoy. Dicho de manera simple:  hemos entregado en bandeja de plata toda la maravilla que nos fue otorgada por el Creador a las fuerzas del mal, a Satán, y hemos relegado al último rincón de nuestra vida, al desván de los trastos inservibles a Nuestro Supremo Hacedor.

Y aún tenemos la desverguenza de preguntar:" Dónde estaba Dios cuando este enloquecido muchacho hizo lo que hizo?" (muchacho que, muy posiblemente sea una víctima más de este mundo  pervertido, dicho sea de paso). Te tengo una noticia, hermano: Dios estaba dónde lo pusiste, no intentes que venga a componerte el desaguisado que tú, yo, todos nosostros creamos, porque precisamente para eso nos dotó de  un maravilloso potencial que tú, yo y todos nosotros nos hemos encargado de dilapidar de la mano de todos los vicios a los que le hemos puesto el cuño de visto bueno y que hoy nos pasa la cuenta. El mal se regocija, está recogiendo frutos en abundancia y para eso sólo necesitó llenarnos un poquito los ojos de porquería material. Así que la próxima vez que intentes plantearte dónde estaba Dios cuando sucedió tal o cual, primero pregúntate dónde estabas tú, yqué estabas haciendo.

sábado, 8 de diciembre de 2012

El equipo


El más pequeño y rechoncho de  todos vivía estresado porque el resto del equipo no le escuchaba. Eso lo hacía sentirse mediocre, inútil, poco valorado, por lo que cayó en una gula desmedida que le hizo engordar y engordar, mientras se lamentaba de la escasa atención que provocaba en los demás. Por su parte, el más importante de todos (al menos eso creía él) iba por la vida, dándose aires de importancia, creyéndose el ombligo del mundo sólo porque tenía que comparecer más asiduamente en determinadas gestiones importantes, y porque era más utilizado que el resto de sus cófrades. En cuanto al líder, el más alto y esbelto de todos se limitaba a observar con fingida humildad los afanes del resto, adormecido en su postura de rey absoluto, lánguido, aburrido, aristocrático...Y estaba la dama, de quien todos y cada uno de ellos estaba enamorado, por cuya atención suspiraban en secreto y a la que cada quien había ofrecido más de un anillo costoso, con la esperanza de ser aceptado. Pero ella, la eterna coqueta, la esquiva, se cimbraba desde su altura elegante, observaba con ojos de experta todas y cada una de las piedras que le ofrecían, pero no se pronunciaba por ninguna. En cuanto al infante, era como la mascota, todos se desvivían por cuidarle, por atenderle, por mimarle, y él se dejaba querer, no deseaba crecer, para poder mantener ese status de benjamín tontuelo, sin responsabilidad alguna.
Poco a poco cada quien fue descubriendo su carisma, ese que le hacía importante a los ojos de los demás. El rechoncho se inventó un gesto que pasó a ser con el tiempo símbolo de aceptación, de acto bien realizado, de agradecimiento. Por su parte, el que creía ser importante, pasó a serlo de veras, cuando la ciencia y la técnica le dieron un espacio invaluable en algunos de sus descubrimientos más valorados. El reyezuelo se volvió un cínico, sexy y afortunado galán con aquel otro gesto que haría historia, y que significaba " me importa un bledo tu criterio, este es el mío". A la dama no le quedó más remedio que quedarse soltera, prefirió este papel triste, antes que el de esposa pasiva y subvalorada. Y el bebé, el más querido de todos, se cansó de jugar y ahora se dedica a limpiar parabrisas en cada oído que se lo permite.


 

Propósitos

Ven a mi presente,
sin rencores,
olvida los motivos,
analiza las causas,
pinta de armonía
las vivencias comunes,
recuérdame en los gestos,
en los besos,  las copas,
destierra de tu mente
las culpas del momento
y borra con caricias
los recuerdos ingratos,
declaremos al  odio
como historia pretérita.
Y sea  del amor, nuestra
instancia inmediata,

Mea culpa

En un páramo lleno de oscuridad
escenario de ocasión de las
imprecaciones y la abyeción,
rótulo de antiguedades, de
acciones, de temores y juicios,
feria de vanidades, nido de lujurias,
de belleza sin alma, de descortesía,
de imberbes heraldos que ríen,
que pregonan, que se hacen eco
 de profecías sin nombre, sin utilidad,
se han juntado  soberbia, celos, envidia
y  orgullo, a llorar con desconsuelo
por todos sus absurdos, por todos
sus pecados, por la pérdida de la alegría...

Diferentes

Ella, muy rubia, muy blanca, muy gorda. La celulitis, el tejido adiposo, colgante se confunde en una amalgama de masa amorfa y sin sentido. El, cetrino, bajito, achacoso, feo. En él recreó la madre natura el peor de lo relieves faciales: narizón, de ojos saltones, boca consumida, piel reseca, sin gracia...

Se han tomado de la mano, repletos de amor, con las miradas brillantes y los corazones gozosos. Para nada le importan las miradas suspicaces, burlonas , crueles con que el resto de la humanidad pretende hacerles pagar su osadía de ser tan feos y tan felices. La ternura no sabe de cánones absurdos,  se goza en la reciprocidad, en  la sinceridad de los sentimientos,   no necesita  de siliconas, ni de cirugías estéticas para hacerse valer.

jueves, 6 de diciembre de 2012

OLEGARIO

Olegario fue un ateo al que conocí desde mi más temprana infancia, y cuyo nombre y risa eran sinónimos. No he visto en toda mi vida a alguien más jovial, dicharachero, amable, con esa sabiduría que tienen los campesinos, a pesar de no haber tenido muchos estudios, siempre pronto a ayudar, a hacer favores, a molestarse para que a otros les fuera mejor:" Olegario, se me rompió la "pique"; la junta de la olla no funciona,; tengo un salidero en la llave del lavabo; se me tupió el sanitario; présteme un poquito de alcohol pa' calentar la cocina; póngame un clavo aquí, arrégleme el sillón que se despegó...etc, un muy largo etcétera". Ni una sola vez puso mala cara, lo primero que entraba a nuestras casas era su risa amplia, de dientes fuertes y blancos, iluminando la probable timidez o verguenza que experimentábamos los que a él acudíamos, por molestarlo tanto. Un amigo, un vecino, un compañero, un hermano, todo eso fue...

Y sin embargo, era ateo. No hubo manera humana de que mis prédicas hicieran mella en su tozudez , se mantuvo imperturbable en sus posturas , por lo menos hasta que lo dejé de ver, hace más de de dos lustros ya. Un muy "sui generis" ateo. Por lo que sé, Olegario cumplía con casi todos los mandamientos: amaba a su prójimo como a sí mismo; cuidó de su madre, hasta que ésta falleciera cerca de los ochenta, con el mayor esmero; jamás se le conoció amante alguna, vivió sin hijos, al lado de su esposa, en un hogar limpio, en el que se respiraba bienestar, y que sepamos jamás robó,ni mató o cometió alguna otra abominable forma de pecado. Gustaba de fumar, todo el tiempo andaba con una pipa, tomaba debidas alcohólicas a discreción y no era muy comelón. Pecadillos de monta menor debe haber tenido, pero yo no se los conocí.

Analizando el mundo que nos rodea, considero que Olegario fue una especie de santo pagano, que se quedará sin reconocimiento alguno por su manía de decir que no creía en Dios, cuando todas sus acciones y modo de vida indicaban lo contrario. Cuánto, que nos decimos cristianos debiéramos aprender de este hombre humilde que jamás pretendió reconocimiento alguno pero dio pruebas más que irrefutables de la esencia divina que nos dio Nuestro Creador. En cierto momento en que analizaba todas estas cosas me sentí tan miserable, tan vacía y poco merecedora de la gracia y el perdón divinos, que me echéa llorar muy afligida. Y entonces, desde mi desconcierto, desde mi dolor sonaron claras las palabras de Mi Padre: "Tu dolor es muy grande, pero mayor es mi MISERICORDIA"

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Se vende

La casa parecía abandonada, y sólo el polvoriento letrero le confería cierto aire de dignidad: Own it! Call, Teddy, Brown&Associates, 232-1000, Realtor, www.brownsallcity.com. Estaba ubicada en un sitio solitario, y para cualquier observador era patente que hacía muchísimo tiempo  que nadie se interesaba por la ruinosa mansión Debió ser una casa señorial, todo en ella delataba antiguedad y clase, desde los materiales con que fuera construída hasta el precioso plano victoriano que le diera vida y que se mantenía airoso, a pesar de las inclemencias de muchos tiempos de abandono .Para Ann- toda una sabuesa en cuestiones arquitectónicas, resultó el mayor descubrimiento de los últimos meses. Arrastrando a Sean, que hubiera preferido seguir con su cerveza y su partido de fútbol televisivo, decidió introducirse subrepticiamente en la casona; lo prefería así, no tener que aguantar la perorata del realtor, tomar la decisión que conviniera sin que mediara el cotorreo preaprendido de los loros de la inmobiliaria- fue suficiente aliciente para violar la propiedad, tomando sobre sí y su no muy convencido acompañante, el riesgo de ser sorprendidos in fraganti.Una vez dentro sintió como si le hubiesen echado un balde de agua helada encima: la casa era una ruina total. El mayor de los abandonos, la más triste de las estampas, como si cien tanques de guerra se hubieran dado a la tarea de convertiur el interior de la casona en puros escombros  fue lo que observaron sus ojos, rabiosos de decepción. Tropezando y lanzando todo tipo de improperios por el tiempo perdido, seguida de cerca por el asustado Sean que nunca la había visto tan molesta, salió por donde había entrado, rumbo al auto estacionado no lejos de allí.
Ella, como tantos otros, jamás supo que al extinguirse los ruidos del portazo que acompañara a su estampida, la casa se rehacía de sus ruinas, juntando uno a uno todos los pedacitos en que estuviera fragmentada, mientras se reía y regodeaba una vez más por haber podido conservar su amada privacidad.

martes, 4 de diciembre de 2012

Así fue

No puede evitar que el sudor la consuma de pies a cabeza. Cada poro de su piel le susurra con voz perentoria que debe tomar de una vez por todas la decisión que pondrá fin a sus angustias: un simple movimiento, una oscilación del pie y todo habrá acabado. Parpadea y traga en seco buscando la serenidad que no tiene, a pesar de la resolución que le agudiza la mirada y le ensancha la frente. Sabe que no hay marcha atrás, reconoce el karma del momento en la película que se la ha asentado en la cabeza, esa que recoge todos sus miedos, los momentos de debilidad, las burlas de los muchachos del barrio y su propio desprecio interior por la mediocridad de los afanes que la han roído, como si de queso se tratara...Se alisa la falda: no hay marcha atrás, ya no puede ni quiere dejarlo para después. Cada minuto que pasa es como un taladro acercándose al centro de su corazón, haciédolo latir como tambor de comparsa y sembrando de una confusión mareante su estómago, que de tan quebrado  se desvanece y desiste, se deshace en un montón de burbujas ardientes que suben sin misericordia hasta la garganta y la obligan a convertirse en máscara desfigurada de sí misma. Toma posición, con el alma caída cual ángel arrepentido...ya está, un simple movimiento del pie...uno, dos, tres, adelante, adelante, no te detengas, sigue....en su oídos retumban las esquirlas de  miedos fragmentados, de mediastintas inequívocas. La cabeza es un huracán en marcha que la vapulea...adelante, adelante, ahí viene, una simple oscilación del pie y todo habrá acabado....Crashhhhhhh!!

Aún no lo cree, pero a sus pies, del todo despanzurrada, yace la cucaracha.