viernes, 5 de julio de 2013

Futilidad

Los minutos son como gotas de agua, cayendo,
siempre cayendo, en el balde sin fondo de la melancolía.
Cada minuto es una pérdida, es un tesoro que se marchita
entre la hojarasca del retroceso y las vivencias ya pasadas;
no hay opción, se precisa vivirlos a fondo, o dejarlos ir,
como se dejan las cosas que no tienen futuro, extintas...
a sabiendas de que mañana sólo prevalecerá el lamento,
sin segundas oportunidades, la pírrica derrota de lo inservible...

Los minutos son como guerreros, forjados para las campañas
épicas, desaparecen al primer cornetazo, la primera metralla del pasado.
Cuánto esfuerzo en balde...! Los pequeños rebeldes brillan fugazmente,
 y luego se retiran sin más, agotados antes de nacer, desenmascarados
por el cansancio, dejando por herencia tantita nieve, y un pliegue
absurdo en la sabana que corre entre el pasto amarillento de los imposibles
y los verdes claros de muchas esperanzas...

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