sábado, 12 de enero de 2013

Autor: Maritza Gómez Divagaciones II


                  I
Cuando la noche se haya ido,
lavaré las trenzas de las estrellas
y meceré el sueño de la Luna.
Después, reclinaré mi cuerpo,
urgido de caricias, bajo el sol de mediodía:
lentamente, se irán las horas entre la hierba
que huele a día, a vida, a corazón a galope,
 a placeres de medianoche, a tormenta y pasión.
Luego, me sentaré, en una espera sin prisas,
 de siglos, a la vera de tus caprichos todos.


                  II
Porque te amo, he decidido
callar mi lengua, cerrar mis ojos,
tapar mis oídos y sellar mis labios,
sí, porque te amo, mis montes y
mis veredas no se negocian; y el rocío
que empapa de alivio mi cordura
se pierde en el frío, amenaza nieve,
pero no se entrega.
Porque te amo estoy viviendo mi vida
más allá de la muerte, y estoy
muriendo siempre, aunque siga viva.

                III
Que no me mereces, es un hecho.
No se consigue lo que no se conquista,
ni se obtiene lo que no se merece.
Han caducado todos los momentos,
toda diplomacia, cualquier amnistía
de mis quimeras de perdularia.
He perecido llena de sollozos,
rota de tu engaño, macerada
en tu olvido, pero victoriosa.
Total, no me merecías, ni me mereces,
sigue tu camino, despoblado de alianzas,
yo sigo de pie, buscando las mías,

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