Acúsome
de haber nacido irredenta
en las postrimerías de una era
de rebeldes,
con causa, o sin ella,
que no salvaguardaron
mi honra,
y me sometieron a escarnio
porque así lo exigía
su apostolado.
Acúsome
de haber crecido en la confusión,
errabunda, tropezando,
en un mundo siniestro,
exactamente dividida
entre sabiduría y prejuicio,
sopesando, en desconocimiento,
adivinando
secretos que no existen más.
Acúsome
de haberme tornado adulta,
debí preferir la infancia sin retorno,
sus partículas de inocencia soterrada.
Por mi error,
he purgado en cada telón de fondo,
he agonizado,
sin merecimientos, sin gloria.
Acúsome
de permanecer esperando
lo que no tendrá lugar:
un medio siglo de absurdos
me mantienen impertérrita,
soliviantada, anhelante...
en las postrimerías de una era
sin rebeldes, viviendo la epopeya
de pesadillas de mis dos mitades.
de haber nacido irredenta
en las postrimerías de una era
de rebeldes,
con causa, o sin ella,
que no salvaguardaron
mi honra,
y me sometieron a escarnio
porque así lo exigía
su apostolado.
Acúsome
de haber crecido en la confusión,
errabunda, tropezando,
en un mundo siniestro,
exactamente dividida
entre sabiduría y prejuicio,
sopesando, en desconocimiento,
adivinando
secretos que no existen más.
Acúsome
de haberme tornado adulta,
debí preferir la infancia sin retorno,
sus partículas de inocencia soterrada.
Por mi error,
he purgado en cada telón de fondo,
he agonizado,
sin merecimientos, sin gloria.
Acúsome
de permanecer esperando
lo que no tendrá lugar:
un medio siglo de absurdos
me mantienen impertérrita,
soliviantada, anhelante...
en las postrimerías de una era
sin rebeldes, viviendo la epopeya
de pesadillas de mis dos mitades.