Todos hemos fantaseado, en mayor o menor escala, con la idea de "sacarnos la loto", o, por lo menos recibir una herencia y/o encontrarnos con un maletín lleno de dinero, que además sea bien habido, y que al que se le perdió no le haga ninguna falta???????? Sí, son fantasías que no dejan de regocijarnos, pensando en cuántos problemas pudiéramos resolver con el sorpresivo regalo. A propósito de este tema, broméabamos mi tía y yo hace no mucho. Ella me decía que prefería no sacarse la loto porque era como sacarse problemas, ya que todo el mundo se consideraría acreedor de tu bondad y, por ende, no quedaría nadie satisfecho, por más que trataras de ser justo con todos. Yo a mi vez, argumenté que prefería que nadie supiera que había tenido tal suerte, que me dedicaría a hacer el mayor bien que pudiera, pero sin hacer alusión alguna que pudiera delatar mi suerte. Ella se rió muchísimo, y argumentó que todos se darían cuenta al ver mis "bondades", muy bien fundamentadas, pero muy mal avaladas por mi falta de presupuesto actual. Y tiene razón.
Este escabroso tema tiene muchísima tela por donde cortar. Si de repente te toca esa suerte tan esquiva de hacerte con una gran suma de dinero (y hablamos de dinero bien habido, vale?) van a suceder varias cosas en tu vida. En primer lugar, nadie lo va a creer, la mayoría pensará que estás presumiendo, alardeando, "especulando" y se dedicará a criticar toda la bonanza de que venga acompañada esa tu sorpresiva abundancia, argumentando que de seguro estás metid@ en rojo con las tarjetas de crédito. Cuando el tiempo vaya pasando y tú sigas gozando del nuevo status aparecerán la envidia, los celos, la mala sombra, muchos desearán secretamente que lo pierdas todo, con la misma rapidez que lo obtuviste. Luego, si fuiste "buenito" y repartiste algunas tajadas billetudas, aunque sigan criticando las cantidades dispensadas, pasarás a la categoría de simpático, de buena gente, de personaje. De golpe y porrazo serás el non plus ultra de la sabiduría, de la cultura, de la clase, la elegancia, etc, etc,; eso aunque vengas de Chincha Coja, y a tu madre le llamaran la Macaria, allá por el Llega y Pon de dónde saliste. Poderoso caballero es don Dinero.
Lo cierto es que si te tocara en suerte una cantidad razonable de dinero, debes recordar que de la única forma que éste te hará dichoso es si lo usas para repartir felicidad; felicidad que tiene que ver con incluir a todos los hermanos que puedas incluir (valga la redundancia), no sólo a tus más cercanos, hijos, nietos, madre, padre...Dios Padre creo todos los dones de este mundo, y que yo sepa, no le entregó la administración de dichos bienes a nadie en particular, de eso nos encargamos los hombres. Pero ya que nos apropiamos de lo que debiera ser usufructo de todos, tengamos al menos el decoro de ser simples administradores, nunca propietarios crueles, egoístas, usurpadores, con una mentalidad malsana que nos hace suponer que sólo nosotros, y nuestros hijos y nietos, somos los acreedores designados para gozar de todo aquello que el dinero puede proporcionar, que nunca será la felicidad, repito, a menos que lo utilices para hacerla extensiva a los demás. Recuerda esto cuando te saques la loto, o si te encuentras con alguna botija llena de oro, enterrada por algún pirata en épocas de barbarie, en el que ahora es tu jardín.
Este escabroso tema tiene muchísima tela por donde cortar. Si de repente te toca esa suerte tan esquiva de hacerte con una gran suma de dinero (y hablamos de dinero bien habido, vale?) van a suceder varias cosas en tu vida. En primer lugar, nadie lo va a creer, la mayoría pensará que estás presumiendo, alardeando, "especulando" y se dedicará a criticar toda la bonanza de que venga acompañada esa tu sorpresiva abundancia, argumentando que de seguro estás metid@ en rojo con las tarjetas de crédito. Cuando el tiempo vaya pasando y tú sigas gozando del nuevo status aparecerán la envidia, los celos, la mala sombra, muchos desearán secretamente que lo pierdas todo, con la misma rapidez que lo obtuviste. Luego, si fuiste "buenito" y repartiste algunas tajadas billetudas, aunque sigan criticando las cantidades dispensadas, pasarás a la categoría de simpático, de buena gente, de personaje. De golpe y porrazo serás el non plus ultra de la sabiduría, de la cultura, de la clase, la elegancia, etc, etc,; eso aunque vengas de Chincha Coja, y a tu madre le llamaran la Macaria, allá por el Llega y Pon de dónde saliste. Poderoso caballero es don Dinero.
Lo cierto es que si te tocara en suerte una cantidad razonable de dinero, debes recordar que de la única forma que éste te hará dichoso es si lo usas para repartir felicidad; felicidad que tiene que ver con incluir a todos los hermanos que puedas incluir (valga la redundancia), no sólo a tus más cercanos, hijos, nietos, madre, padre...Dios Padre creo todos los dones de este mundo, y que yo sepa, no le entregó la administración de dichos bienes a nadie en particular, de eso nos encargamos los hombres. Pero ya que nos apropiamos de lo que debiera ser usufructo de todos, tengamos al menos el decoro de ser simples administradores, nunca propietarios crueles, egoístas, usurpadores, con una mentalidad malsana que nos hace suponer que sólo nosotros, y nuestros hijos y nietos, somos los acreedores designados para gozar de todo aquello que el dinero puede proporcionar, que nunca será la felicidad, repito, a menos que lo utilices para hacerla extensiva a los demás. Recuerda esto cuando te saques la loto, o si te encuentras con alguna botija llena de oro, enterrada por algún pirata en épocas de barbarie, en el que ahora es tu jardín.
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