viernes, 18 de diciembre de 2015

Declive

Hoy los vi; se decían enamorados, 
parecían dos palomas quizás, flores
de un mismo verano, sonrisa de
 Mona Lisa-ella-.serio, muy serio-él.

Los vi; hurgué con denuedo en sus
ojos, espié sus palabras, sus mediasrisas, 
sus ademanes y silencios, la forma de
juntar las almas, sin tocar las manos.

Sé que no pudieron ocultar ningún detalle.;
estaba ahí, y estaban ellos, y sus dedos afilados,
y sus bocas, y sus b
Los vi, y basto un segundo para entenderlo todo, 
decían amarse, mas sus cuerpos distantes, hablaban
de otro modo: uno de este lado,y en la orilla opuesta, 
otro simulacro, otros intereses, yrazos, sus ademanes, 
y aquella comedia de ruidos que suponían alegría.

Y la música de los violines, la sutileza del vino
en su trayecto, garganta abajo, perfumando
el alma, perfumando, aplacando, destilando...
esencia burbujeante que calienta lo frío.
 frío, mucho frío...


jueves, 17 de diciembre de 2015

Alter ego

La amaba desde que fue una duda,
una corazonada apenas, miedo a
la guerra que desencadenaría, ella
que entonces sólo era presagio,
nubarrón, crisis, juicio, culpa
-culpa de alguien, nunca del juez-
la amaba; cómo negar ahora lo
que fue evidencia desde la gesta?
Cómo ignorar la fuerza que me hizo
desafiar la mancha, el descrédito,
el índice apuntando, los ojos quemando,
las palabras estallando?

La amaba, desde que fue granito
y devino en pececillo coleteando
en ese su mundo de retos, lleno de
oscuridad, de peligro, y de ternura,
de la ternura de los imberbes, que
es amor sin moneda de cambio,
amor que no sabe amar, pero ama...
la amaba...
cuando se hizo mayor, y jugaba
a las patadas, al fútbol sin portería,
a los disgustos de su encierro,
la amaba... cuánto la amaba!!

Un amor como ese, necesita calor,
fuerza, patrocinio, centenares de
pruebas, de muestras, de discursos,
-incluso de cursilería-
Tanto la amé que perdí la noción 
del peligro; perdí todas las armas, 
los abrazos, las mediastintas, la
verguenza, la razón, el sentido
del ridículo, el orgullo, la fiereza,
mi vida en la alfombra, pasto del desdén,
de la frialdad (tanto amor provoca frío) 
muerta de miedo, muerta de olvido...

Aún la amo, con igual devoción,
ya no es dolor, ni peligro; ya no es ternura.
Dejó de ser tortura para convertirse en experiencia,
ahora es paz, conciliación conmigo misma, un trocito 
de hielo que refresca mi frente, que ya no arde,
se convirtió en amor verdadero,  que no pide, 
no suplica ni exige, no reclama las mieles,
trafica con lo que haya: odio, desamor, saetas
de azabache en dirección al corazón que cobró vida.
La amo, sí, como siempre, como nunca, tal vez más...
Mas  no hay daño, no hay dudas ni lamentos,sólo
 cristales y rosas, estallando, perfumando, amando...


martes, 15 de diciembre de 2015

Rito

No es un día cualquiera,
es el día, ese día, con sus
espacios, con sus hábitos,
lleno de luces, de soles,
de azules y naranja fuego,
de gorjeos que suenan a victoria,
de gentes, de populacho
-que no es lo mismo-
de trepidares y bocinazos.

En ese día, abandona la oscuridad,
la soledad, el ostracismo
de ermitaño, de paloma sin alas,
de topo entre herrumbes y miserias,
que no consigue mirar
más allá de los muérdanos y los zopilotes, 
huraño, taciturno, hosco...

Ese día deja todo atrás, se sacude,
se esponja, se pule, se viste de escarcha,
un toque de vida por aquí, un detalle de alegría
por allá; perlas y diamantes del reino
de Nuncajamás, escapulario al cuello,
cascabeles de esperanza en brazos y piernas,
y un ulular de pasiones acechando los ojos
y los labios....
pasea su impronta entre dos filas de
admiración, de sorpresas, de algarabía
mal disimulada.

Luego, cuando la luz muere, vuelve;
vuelve, de la mano de su cancerbero,
a la soledad, al ostracismo de ermitaño,
de palomas sin alas, de topo, de muérdanos
y zopilotes, más huraño que nunca...
hasta la próxima entrega

martes, 1 de diciembre de 2015

El águila

Como el águila que era, desplegó sus alas relucientes de rocío y comenzó a ascender sin prisas, majestuosa, bella, dueña del mundo. Más que ascender, se sumergió en una danza con el viento, una especie de vals, donde la música la proveían las olas del mar que retumbaban al golpear la playa: un contoneo por aquí, una pirueta por allá, un despliegue de colores relucientes bajo un sol que apenas comenzaba a estirarse, bostezando su regreso al trabajo. La Luna y las estrellas que recién salían de su nocturnidad, se quedaron un poco más, para ver esta danza gigante, desde sus poltronas de nubes. El águila se sentía especial, única, se sabía admirada y envidiada por los elementos que no poseían ni su gracia, ni su altivez de especie superior, cada vez con más fuerza, con mejor estilo, danzando, danzando, subiendo, bajando, retando, cayendo, danzando, danzando...El primer disparo le traspasó el ala derecha, haciendola caer en picada, presa del dolor; un segundo disparo, certero como su agonía, le despedazó el ala izquierda, cayendo a las aguas del mar que le había acompañado en esa su danza postrera, y que la acogieron en su lecho salobre, lleno de conchas, de corales y algas...

El hombre inclinó su cabeza, y luego, en un esfuerzo titánico, salió en su silla de ruedas, desde la rampa de arena del mar, hacia el cafe más cercano, a por periódicos y desayuno.