Apareció
a la vera de mi calle
enfundado en sus pieles
de nácar y armiño,
lleno de misterio,
de majestad,
de supremacía;
y me envolvió
de modo tal
con su aliento
de hielo
que quedé hechizada,
temblando a sus pies,
congelada...
a la vera de mi calle
enfundado en sus pieles
de nácar y armiño,
lleno de misterio,
de majestad,
de supremacía;
y me envolvió
de modo tal
con su aliento
de hielo
que quedé hechizada,
temblando a sus pies,
congelada...
No hay comentarios:
Publicar un comentario