VIERNES, 22 DE NOVIEMBRE DE 2019.
Alex Otaola.
Por Maritza Gómez Cruz.
Hasta dónde puede llegar el asco castrocomunista de los amos de Cuba y sus acólitos, dentro y fuera de la isla, es un enigma sucio, despreciable y de alcances inimaginables para todos los que aún nos asombramos de sus estratagemas, a pesar de lo repetido de estas. No es secreto para nadie la fiereza, la crueldad y la tenacidad con que suelen abalanzarse sobre sus víctimas las huestes comunistas de cualquier país en que esta desgracia descomunal se haya afianzado, para clavar sus garras cada vez con más saña, con el único objetivo de perpetuarse en el poder, a pesar de haber demostrado hasta el cansancio su ineficacia, su desfachatez y falta de perspectivas. Casi todos los cubanos, de un modo u otro, hemos sufrido en carne propia estos ataques, cada vez que ellos piensan que la persona en cuestión representa una amenza a sus afanes totalitarios y sus deseos de mantenerse, a como dé lugar, rigiendo los destinos miserables de todo un pueblo de esclavos, para anularle, destruirle, desaparecerle, si fuera necesario, todo, como ya dijimos,con fines mezquinos, alucinantemente surrealistas y malvados.
Los que vivimos, gracias a Dios, en Estados Unidos y otros lugares de la diáspora, estamos experimentando la tremenda dicha de que nos haya salido un Moisés, un David, un José Martí, un hombre, aparentemente frágil, pero lleno de fuego, de fuerza, de valor. Un hombre que, (tal como dijera Martí: "cuando hay muchos hombres sin verguenza, ni decoro, uno tiene la verguenza y el decoro de muchos") tiene el suficiente coraje de desafiar al regimen maldito, de llamar a todos a la unidad por una Cuba libre, a un cambio ya. Ese hombre es Alexander Otaola, que desde su plataforma digital enciende, día a día, la conciencia de todos nosotros y nos llama a luchar pacíficamente para lograrlo. Y claro, la dictadura está amedrentada, siente que por primera vez se le están yendo las cosas de las manos, y ha movilizado a todos sus peones, entre los que se encuentran muchos reguetoneros, para que estos lancen acusaciones e improperios de todo tipo contra Otaola, con el objetivo de destruir el crédito, la confianza y la perseverencia de Alex, con el objetivo de hacerlo vacilar, de hacerle desistir, con el objetivo de destruirlo, que es su táctica más usual...Son los estertores de un régimen que huele a carroña.
Alex, este mensaje es para ti. De seguro conoces el pasaje bíblico en que el pueblo de Israel libraba una batalla contra un ejército mucho mayor en número que ellos. Moisés, desde un montículo, oraba sin parar, con los brazos en alto; y mientras él oraba los hebreos iban ganando. Sin embargo, cuando el cansancio hacía presa de él y bajaba los brazos, la situación cambiaba, y comenzaban a perder. Entonces, dos de los hombres del ejército hebreo, al percatarse de la situación, se acercaron a Moisés, y cada uno de ellos tomó un brazo de este y se lo mantuvo en alto para que siguiera orando, y de ese modo, ganaron la batalla.No desfallezcas Alex, por fuertes que soplen los vientos, por duras que sean las palabras de tanto patán vulgar y vendido al régimen que pulula por estos lares, por más que intenten desacreditarte inventando todo tipo de falacias, por más veneno que viertan en cada lugar que se lo permitan, aquí estamos nosotros, tus seguidores, tus fans, las personas a las que aún nos queda verguenza y decoro para al menos levantar la voz y luchar con las armas del presente, que no son las de la violencia y el terror, que son las de las conciencias despertando de este letargo terrible en que hemos estado sumidos, y del que tú, sí, tú, nuestro líder natural que predica con el ejemplo, eres el protagonista. Nosotros mantendremos tus brazos en alto, si acaso flaquearas producto del natural cansancio, y entre todos lograremos el tan anhelado sueño de ver a nuestra patria libre y a nuestras familias, que allá mueren un poquito cada día, por falta de hasta lo más esencial, finalmente felices. Gracias, Alexander Otaola, gracias por restituirnos el honor como pueblo, la decencia patriótica y el orgullo de la dignidad. Dios te Bendiga mucho, siempre!!
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