Hubiera sido fácil descubrirle,
estaba tan a la vista...
sus señales aparecían por aquí, por allá,
pero estaban ciegos,
no supieron ver detrás del pelaje,
tenía disfraz de caballero,
y dieron por ciertas sus jerigonzas.
No siempre era el mismo
algunas veces parecía un niño
que tragaba lágrimas;
otras, semejaba una dama
llena de cálculos
en el proscenio de un teatro
que creaba para su uso.
También ejercía como indigente,
de pelo, manos y miradas
que provocaban la huída
de los que no querían ver;
O de banquero lleno de bondad,
Cómo explicarlo?
banquero y bondad son antónimos
de siempre;
mas al final convencía, si
que convencía,
tenía un arsenal de excusas,
de frases que decían todo
y no decían nada,
plañideras en el funeral
de la historia,
ejerciendo de matonas de la verguenza,
réplicas de mercanchifles
que venden, a pesar de todo,
sus miserias y engañifas.
locos y sabios, danzando
en el aquelarre de lo fingido,
estrellas sin brillo,
cielo sin estrellas,
orgía de petimetres en decadencia
de faranduleros sin escrúpulos
tocando los tambores sin fondo
de la hipocresía.
Y, aunque estaba a la vista,
y era fácil descubrirle,
no supieron descalificarlo,
ni maniatarlo, ni amordazarlo.
El ego continúa a su aire,
tomando todas las decisiones
por los hombres, sus esclavos.
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