sábado, 18 de mayo de 2013

FELICIDAD

La felicidad
es la menos identificada
de las criaturas.
Todos la están buscando,
Algunos la ven,
en los ojos del otro,
el otro, cree entreverla
en la sonrisa del que le mira,
los niños la descubren
en el padre que les procura,
pero no saben su nombre,
está escrito en  la humedad
de sus pupilas, la sienten,
pero no saben su nombre.
Muchos nunca supieron que
 andaba por ahí,
 entre los platos que lustró
a pesar del cansancio.
Otros han creído adivinarla
en los minutos de descanso
de un día de faena.
Todos la buscan, pero
no la identifican,
no mientras está cerca.
Cuando la descubren
es porque ya se fue,
entonces corren en pos de la esquiva,
sin percatarse que de nuevo
está junto a ellos,
escondida en la bata de lana
y las zapatillas de fieltro.

Hojarasca

Se perdió, se fue,
no recuerdo cuándo,
quizás nunca estuvo,
a lo mejor no existió,
fue sólo el fruto
de un sueño,
 de tiempos, de presencia,
cuando el durazno aún
se aletargaba en sus
mejillas, y las estrellas
hacían su nido
en el fondo de mis ojos,
quizás lo inventó
la primavera de mis senos,
repletos del rocío que emana
de la ingenuidad,
o la armonía trazada entre
mi vientre y el suyo.
En todo caso, ya no está,
se fue,
el Cid campeador que creía
que existía, ya no está,
se fue con sus cantares y
su coraza para otra parte.
Se fue, se escondió, o nunca
existió.
Pero sí, no es el mismo, claro,
pero existió;
lo sé porque la sierpe
que habita entre sus perlas
manchadas, a veces sale,
silabea improperios,
mezquindades, ruindades,
y después se va, se oculta,
existe, sí, todos lo dicen,
es la Atlántida, pero yo
no lo veo, no lo escucho,
no me estremece, no es quien fuera,
se fue, como la nieve,
presente en mi pasado, y
extinguida en mi presente.

Maritza

Cruzados del siglo XXI

Confieso que cierto tipo de maldad, me puede. Los seres humanos, todos nosotros, en determinado momento hemos obrado el mal, y es una gran tontería creer lo contrario, dicha suposición sólo entorpece nuestro crecimiento y nos hace, por ende, peores personas. La maldad no siempre es la misma. A veces obramos mal, pensando que hacemos un bien, porque nos ha parecido que la otra opción, la que debimos haber elegido, era demasiado fuerte, desconociendo que sólo la verdad, lo recto, lo decente, es lo valedero. Pero pase, somos seres humanos, repito, falibles, llenos de dicotomías, imperfectos...Incluso la maldad que se obra, en un intento por vengarnos de quien nos ha herido, puede ser hasta cierto punto comprensible, aunque no aplaudida, por supuesto, pero si razonablemente entendida. Sin embargo, hay un tipo de maldad que no tiene parangón, es aquella que se obra por el sólo placer de dañar a otros, sin motivo alguno, calculada con frialdad y alevosía, que se da mucho en personas que, no contentas con haber hundido a alguien, intentan aplastarlo una y otra vez, hasta hacerlo desaparecer. Esa maldad es la que me puede, hasta dejarme sin respiración...y es tan frecuente, que hasta hablar de ello, daña.
Ayer vi por Discovery channel un documental acerca de una comunidad menonita de Bolivia. Esta minorías religiosas suelen vivir al estilo del siglo XVII, sin fluído eléctrico, trasladándose en carromatos tirados por caballos, sin lujos ni adelantos tecnológicos algunos, vestidos de manera muy simple y práctica, descalzos, en la mayoría de los casos. Ellos desean vivir los mandamientos divinos hasta el extremo, son personas buenas, carentes de  maldad; viven en casas frescas, amplias, modestamente amuebladas, cuyas puertas y ventanas jamás se cierran, son simples batientes que impiden, quizás, la entrada de zancudos, nada más. A esta pacífica comunidad llegaron personas llenas de maldad que se dieron a la tarea de dormir con sprays a los hombres y niños, mientras aprovechaban para violar a sus mujeres, jóvenes o viejas, así, por el simple placer de sembrar la confusión, el temor, por el simple placer de arrebatarles la paz. Sí, estos son nuestros días, llenos de malhechores de toda ralea, listos para obrar el mal, sólo por divertirse y emporcarlo todo.
No podemos desconocer que el Mal anda "como león rugiente", listo para engullirnos. No podemos creer que es algo privativo de delincuentes, asesinos y ladrones, no. Si no andamos, ojo avizor, nosotros mismos podemos ser la mano que ejecute las barbaridades descritas. A diario oímos de padres asesinos y violadores de sus propios hijos, ya es común escuchar al respecto, y, cabe preguntarnos: qué no hará una persona que atenta contra su propia prole? La mayoría de las veces, y hasta el momento en que nos enteramos, pasaban por ser sujetos respetables, decentes, amables. Entonces, qué sucedió? No cabe otra respuesta: cada día le damos un mayor espacio a la inmoralidad, a la indecencia, a la lasitud, al relativismo. No pasa una hora sin que hayamos cedido otro principio, otro precepto, otra costumbre, a la comodidad de vivir sin que nada nos importe, para que nos dejen en paz y no nos señalen como intransigentes, hasta que desaparezcamos por completo, hasta que no quede ni el polvo de nuestra especie degenerada. Hay remedio? Sí, sí, si lo hay: recuperemos a Nuestro Padre, a nuestro Dios, oremos, oremos, oremos incansablemente para que sean desterradas todas las porquerías de nuestras vidas que se han vuelto tan sumisas a lo deleznable, al mal de frío acero penetrando nuestras entrañas. Pero tienes que involucrarte y luchar, no te puedes rendir, sin importar cuánto te critiquen. El Señor te sigue premiando con el libre albedrío, úsalo como escudo y como lanza, en esta cruzada que, tan sencillo como decirlo, puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte de nuestra especie.

sábado, 11 de mayo de 2013

Madre: la ternura hecha nombre.

Algunas mujeres son sólo eso, mujeres; otras, son sólo madres. Y están las que pueden combinar ambas virtudes por igual, sin descuidar ninguna de ellas, que se reparten, como las estrellas en el firmamento, para alumbrar cada rincón de los que ama. Bendita María, que fuera esposa y madre, tan confiada, tan entregada a la comprensión sublime de José para tan irregular situación como la que ella viviera. Bendita María, que no dudó en acompañar al hijo amado en la hora postrera, y aceptó, como propios, a esos otros hijos que escupían el rostro de su Jesús. Bendita ella, que hasta hoy, se ha consagrado como  nuestra progenitora, olvidado, perdonando a aquellos que hirieron al salido de su vientre...Felicidades madre!
Un aplauso para todas las madres que han podido entender y respetar su condición de recipiente de la vida. A las madres que han desempeñado su labor desde la seguridad de un hogar, protegidas por un esposo y padre, sin sufrir el bochorno de una economía sin asideros. A las madres que debieron constituirse en madre y padre y salir a enfrentar la vida, con el coraje como único currículo. Para  aquellas que pasaron los mejores años al lado de su pequeño(a) enfermo(a), llenándolos de cariños, de cuidados, sin cansarse ni renegar nunca. Para las que, llenas de preocupación, tuvieron que trabajar largos turnos de noche, con la aprensión propia de todo el que no tiene cerca a sus hijitos para protegerlos. A las madres solteras. A las que, habiendo sido violadas, todavía les sobra entrega, pasión para con el que llega a su vida de forma tan violenta. Para esas que mil veces estuvieron a punto de abandonar el barco, y luego corrieron a enfrentar de nuevo el vendaval, con más valor aún que antes. En fin, un aplauso para las que dicen sí a la vida, las huestes más tiernas, firmes y valientes del Señor...
Otro aplauso para las abuelas, que desde su inseguridad, tristeza y poca comprensión de un mundo que se les ha vuelto demasiado grande y difícil siguen diciendo sí, y extienden sus brazos trémulos para acoger al fruto más alto de su propia existencia y entregarle sus últimos suspiros, sus postreros cansancios, su amor, que sigue siendo sublime, a pesar de los ojos vidriados y el alma rota ya, de tanta ternura como ha fabricado sin detenerse a pensar en ellas mismas.
Felicidades para mi madre, desde  esta tregua de la distancia...
Felicidades a todas mis queridas  hermanas, tías, primas, amigas, para todas, sin excepción. Dios las Bendice, receptáculo de la vida, por ese amor tan incondicional que han sabido ofrecer, sin esperar nada a cambio, Dios las Bendice, y yo también.
Feliz 12 de mayo de 2013!!

jueves, 2 de mayo de 2013

Mito

Inerte,
entre los tentáculos
de la anorexia, de los
desacuerdos,
se debate, entre el ser
o no ser,
aletargada por las
promiscuidad, por las escorias,
ancladas a la deriva
de sus experiencias,
irresolutas,
condenadas a apacentar
ovejas de rebaños ajenos,
en disolución, la testa en alto
saltando entre las hierbas
de vidrio de la Babel
del cuento,
perdida, como la esperanza,
perdida...