lunes, 12 de junio de 2017

Para mi Lali, en el cincuenta aniversario de su partida

Por qué vuelves, mi niña,
en el recuerdo
trayendo más lágrimas, más pesares
sobre mi espalda marchita?
Pasó mucho tiempo, más de diez
lustros,
y aún permanecen en mis sufrires,
con nitidez, sin tregua posible,
la cicatriz en la frente, la carita
postrada en el pecho de mi padre,
evasiva, sin fuerzas para
despedirse,
la palidez del rostro a través
del vidrio,
y el cura bautizándote, y
todos diciendo para qué,
ignorando la misericordia
del que todo lo puede.
El lazo en el poste, anunciando,
ave agorera del dolor de tantos,
y la enfermera, y su ayudante,
todos juzgando, sin saber
el cuchillo de hierro
que nos habían clavado
para siempre...sin salvación,
mi tortura por tus últimas horas, 
preguntándome, una vez, y otra
cómo fue, si te sentiste abandonada
de todos tus quereres,
de mí que tanto te amo,
que te amé entonces
de la única forma posible,
buscando flores cada sábado,
llevándotelas cada domingo,
transida del dolor implacable
de una adolescencia probada
en la adversidad...
Por qué vuelves? No, no es
que vuelvas,
es que nunca te has ido,
mi petite golondrina
que habita en el centro mismo
de todos los pesares, de todas
las nostalgias 
de mi complejo universo.