Irme, quiero irme,
No soy santa,
no me llamo Teresa,
mas como ella,
quiero irme,
a los verdes pastos,
a los remansos de
agua cristalina,
tras mi Pastor
y su cayado,
quiero irme
adonde la espalda
no duele
y el sudor no gotea
sus lágrimas de cansancio,
al sitio donde se puede confiar,
sin mentiras, sin maldades,
sin amores infieles y/o vulgares,
sin odio ni recriminaciónes
rodeada del aliento que consuela,
de mi Padre,
quiero irme- ya muchos quieren
quedarse, no haré la diferencia-.
Sé que es el premio de premios,
y aunque quiero irme, espero,
llena de fe, de regocijo infantil,
el gran día de la partida.